martes, 8 de noviembre de 2016

Qué candidatura y cuál campaña necesita México


La posibilidad de la candidatura anticapitalista de una mujer indígena es un paso importante: en efecto, los derechos indígenas (territoriales, culturales, laborales, étnicos) deben ser defendidos o reconquistados y lo que hoy está en juego debido a las políticas extractivistas destructoras del ambiente y el aumento de la explotación de los trabajadores es la supervivencia misma de los pueblos y naciones indígenas, compuestos en su mayoría por campesinos y obreros no calificados y en pésimas condiciones económicas.

Los derechos indígenas atañen nada menos que a uno de cada diez mexicanos. Además, los indígenas, como todos los trabajadores de este país, están siendo despojados de los recursos naturales- aire, agua, tierra, recursos forestales y del subsuelo-, ganan (cuando consiguen trabajo) salarios infames que hay que triplicar para poder vivir decentemente, sufren la anulación de las leyes laborales conquistadas, presencian la entrega del país a Estados Unidos y su sumisión a la política exterior de Washington, soportan la violencia del Estado y de la delincuencia apañada desde el gobierno, los feminicidios y la brutal discriminación a las mujeres, las desapariciones y asesinatos, el robo organizado de los bienes públicos y un sistema impositivo que grava a los más pobres y sus alimentos y permite el fraude de los poderosos.

Una política anticapitalista exige por lo tanto luchar contra la delincuencia y la militarización del país, por aumentos masivos de salarios, por trabajo decente y decentemente pagado, por la autoorganización y la autodefensa para enfrentar a la delincuencia armada, que está protegida por policías y jueces ineptos o corruptos. Exige poner fin a la siembra de ignorancia y al envenenamiento por Televisa y TV Azteca y plantear substitución de esas cloacas por una red de información democrática y comunitaria regida por una ley antimonopólica sobre la información. 

Una política anticapitalista requiere apoyar a los maestros en su lucha contra la reaccionaria “reforma educativa”, que sólo es antisindical. Exige un combate por dar fondos a la educación bilingüe, a la investigación científica y a las Universidades, a las cuales deben poder acceder los indígenas.

Todas estas luchas no plantean, es cierto, objetivos socialistas porque no cuestionan la propiedad de los medios de producción ni exigen la expropiación y socialización de las principales palancas de la economía. Son, sin embargo, -aunque parezcan sólo reformas- esenciales para la plena vigencia de la democracia que el capitalismo no puede aceptar y en la lucha social de masas refuerzan los sectores que protagonizarán el combate consciente por superar el sistema capitalista en México y en una Federación de Estados Socialistas de América Latina. 

La discusión sobre la candidatura indígena, para ser anticapitalista, no puede abarcar sólo a los indígenas ni limitarse sólo a los problemas indígenas y rurales, por importantes que éstos sean. Es necesaria una discusión en todo México sobre los grandes problemas nacionales con la participación de la izquierda anticapitalista y de los movimientos sociales.

La candidatura indígena, si se concreta, participará en unas elecciones viciadas ya desde hace años por la ocupación militar del país, la violencia ilegal del Estado, la muerte de miles de mexicanos. Esto afecta igualmente a quienes, como los simpatizantes de MORENA, creen a pesar de todo y de todos los fraudes anteriores que este mismo semiEstado corrupto y asesino de la oligarquía podría entregarle el gobierno a López Obrador o a otro candidato honesto.

Esto establece una gran diferencia entre la candidatura del EZLN-Congreso Nacional Indígena y la de López Obrador. Eso es un obstáculo real para la unidad pero no impide la unidad de acción entre fuerzas diferentes con diferentes objetivos. Es posible siempre, si hay voluntad política, “golpear juntos pero marchar separados”, unir en un Frente Único tras la defensa de los derechos democráticos y de la legalidad a quienes creen posible reformar un sistema irreformable con los anticapitalistas que creen en la posibilidad de construir en la lucha y desde abajo las bases de un sistema más justo, se llame éste como se llamare. 

Si en Estados Unidos ganase la presidencia el fascista Donald Trump la crisis en México aumentará. Tampoco con Hillary Clinton vendrán tiempos mejores y las tensiones bélicas aumentarán constantemente.

Las cosas, pues, no mejorarán mágicamente con una ceremonia electoral y metiendo un papelito en una urna.

Es urgente e indispensable organizar el poder popular desde abajo en cada pueblo y cada colonia, en asambleas y discusiones y crear comités locales de autodefensa, policías comunitarias y organismos de autogobierno en todo el país que preparen el post-elecciones al mismo tiempo que impidan el fraude electoral. 

En 2017, aunque ya es tarde, todavía hay tiempo para organizar un Frente único entre la posible candidatura indígena y MORENA y para que ambas crezcan y convenzan a muchos a salir de la abstención, que ha favorecido siempre al poder capitalista. Como dicen los italianos que “el que tenga más saliva coma más harina” en una competencia leal donde el enemigo común es el PRIPANPRD y sus achichincles.

Si, una vez llegados a las vísperas de la votación, se ve una clara diferencia en el apoyo popular a una u otra candidatura, la que tuviera menos posibilidades de vencer en las urnas debería respetar un pacto que estableciera el apoyo a la candidatura mejor colocada. 

De todos modos, las elecciones nos han sido impuestas y son secundarias y la lucha real no será electoral sino post-electoral, contra la imposición fraudulenta de un candidato de la oligarquía o por hacer respetar la voluntad popular. Los resultados electorales serán un subproducto de una lucha no electoral por construir un poder rebelde alternativo para los tiempos que vendrán.

almeyraguillermo@gmail.com

El EZLN, la izquierda partidista y el estado mexicano


La polémica desatada por el anuncio del EZLN y el CNI en el sentido de que están considerando la posibilidad de lanzar una candidata indígena a la presidencia en las elecciones federales del 2018 parece nutrirse de la larga historia de desencuentros entre las dos grandes corrientes de la izquierda mexicana: los reformistas y los movimentistas. En realidad descansa en un contexto en el que izquierda y derecha han perdido sentido desde la perspectiva del cambio social, donde la lucha electoral se encuentra en su nivel más bajo de popularidad desde el triunfo de la revolución mexicana y la dinámica geopolítica heredada por el fin de la segunda guerra mundial no opera más.

Desde la caída del Muro de Berlín, la descomposición de la dinámica política surgida al calor de la revolución francesa es el pan de cada día y sus síntomas se muestran con más fuerza. A contrapelo, las instituciones liberales parecen seguir como si nada, sostenidas por la conveniente certeza de que la crisis es de carácter coyuntural y no estructural, de que el problema es sólo cuestión de ajustes y reformas. Ya en su momento, un crítico certero de dicha actitud anunció el fin de la era de los partidos políticos, como ejes centrales de la participación política, para dar paso a las de los movimientos antisistémicos. De acuerdo con Immnuel Wallesrtein, los estados liberales –que se apoyan en la democracia procedimental- “… pueden escoger entre ayudar a la gente común a vivir mejor y ayudar a los estratos superiores a prosperar aún más. Pero eso es todo lo que los estados pueden hacer… Si queremos afectar de forma significativa la enorme transición del sistema mundial que estamos viviendo… el estado no es un vehículo principal de acción. En realidad, más bien es uno de los principales obstáculos.” (1)

En este sentido, la insistencia de luchar por la conducción del estado a través de las elecciones, si bien no puede ser descartada como táctica política a corto plazo, no ofrece una salida real a la presente coyuntura. Es cierto que las elecciones pueden abrir paso a un gobierno más proclive a mejorar la distribución del ingreso pero al final la misión el estado liberal permanece y solo es cuestión de tiempo para que los gobiernos populares sean sustituidos por los derechistas. Baste observar el caso de Argentina o de Brasil, con todas las singularidades de ambos casos. Si las elecciones mantienen la presencia de gobiernos populares de manera reiterada, el sistema político posee las piezas necesarias para revertir semejante tendencia y realizar cambios, ya sea por medio de golpes de estado de viejo cuño o los llamados golpes blandos que cuentan hoy con amplia aceptación entre los dueños del dinero.

Aceptar lo anterior desde el interior de los partidos políticos implicaría comprender “… que las estructuras estatales han llegado a ser (¿han sido siempre?) un obstáculo importante para la transformación del sistema mundial, incluso cuando (o quizá especialmente cuando) fueron controlados por fuerzas reformistas, es lo que está detrás del vuelco general en contra del estado en el tercer mundo…”(2) Dicho de otro modo, aceptar que la tierra prometida de los liberales es una ilusión que sólo serviría para que lo esencial permanezca –a pesar de las buenas intenciones de leyes, reformas y lo que se acumule- necesariamente implicaría modificar radicalmente la estrategia política de los que viven del gatopardismo progresista o conservador, de la ilusión liberal.

La probable candidatura del EZLN-CNI para el 2018 ha vuelto a poner en el escenario mexicano el abierto conflicto entre los que no comprenden o no quieren comprender lo arriba expuesto y los que han venido construyendo nuevas opciones a partir del reconocimiento del fin de la decadencia del estado liberal. Y esto no necesariamente coincide con los planos izquierda y derecha sino con la búsqueda de otros horizontes para la construcción de un mundo nuevo. Mucho menos con el estás conmigo o estás contra mí, argumento muy utilizado por los promotores de la unidad de la izquierda bajo el liderazgo de AMLO. Este argumento responde básicamente a la estrategia frentista, que resulta más útil al sistema que a las aspiraciones de un cambio real. El triunfo de la izquierda partidista sólo le daría un poco de oxígeno a un sistema caduco pero la marginación, la discriminación y el racismo seguirían gozando de buena salud, no se diga la acumulación de capital, las guerras ‘justas’ y los premios Nobel a generales, asesinos y genocidas.

La candidatura de una mujer indígena y las reacciones del ‘establishment’ electoral mexicano no sorprenden a nadie, mucho menos las burlas y sarcasmos de corte racista. ¿De dónde proviene el combustible para descalificar o incluso considerar una traición o parte de un complot maquinado por los dueños del dinero en México? Del miedo, del temor de que una candidatura indígena autónoma exponga una vez más las limitaciones, la patología de un régimen que apenas puede mantenerse en pie. Porque los contrastes rayarían en lo grotesco: saco Armani contra huipil; millones de pesos (sucios y no tanto) contra ¿miles?; palabras vanas, promesas falsas contra principios claros y llamados a la acción autónoma; entrevistas pagadas en todos los medios de comunicación y una avalancha de espots contra encuentros cara a cara para escuchar, para dialogar. Pero sobre todo porque haría visible, una vez más, que nuestro país es enormemente desigual, que las elecciones son un circo y que el poder del dinero es el que las decide. Porque en las elecciones de 2018 no será el voto a favor de la candidata indígena lo que decidirá la suerte de AMLO sino su capacidad para diluir su imagen pública a contentillo de los que deciden las elecciones. Hay que admitir que el propio AMLO es consciente de lo anterior al grado de que ha dado pasos en ésa dirección al conceder la amnistía anticipada a Peña y sus amigos, al abrir la puerta de MORENA a priistas ‘buenos’ y demás fauna del sistema político. Y claro de cuidarse de mirar abajo y a la izquierda para promover sus demandas, apoyando públicamente el laboratorio zapatista en Chiapas, visitándolo para entablar un diálogo, criticando las limitaciones de los partidos centralizados a partir de un liderazgo carismático.

Aceptando sin conceder que la llegada de AMLO a Los Pinos modifique la agenda gubernamental lo suficiente para aminorar momentáneamente la debacle del estado mexicano no por ello se puede pensar que el cambio será real. Lula da Silva puede ser un buen ejemplo de las limitaciones a las que se enfrenta un gobierno de izquierda partidista, de sus posibilidades y de sus consecuencias. En todo caso, la propuesta del EZLN y del CNI debe ser respetada e incluso bienvenida no sólo por su contenido simbólico sino por su vocación autónoma y por donde se vea, su legitimidad y legalidad. Su potencial estratégico está relacionado con la posibilidad de que la ‘comprensión’ de los límites del sistema actual se amplíe a la mayor parte de la población excluida para acabar con el ilusionismo liberal. Y esa no es una tarea menor, es de hecho una de las tareas estratégicas que el movimiento zapatista se ha planteado casi desde su nacimiento. Gracias a ella ha despertado simpatías alrededor del mundo y le ha dado vida a la posibilidad de imaginar un mundo donde quepan muchos mundos. 



Notas 

1) Wallerstein, I. Después del liberalismo. México, S. XXI, 2005. p. 7

2) Ibídem. 

Blog del autor: http://lavoznet.blogspot.mx/2016/10/el-ezln-la-izquierda-partidista-y-el.html

Elecciones EZLN Tantos mundos como sean necesarios



Ni marxistas, ni socialistas, ni comunistas, ni anarquistas saben darse su propia forma de ser, vivir y de resistir, para crear un mundo donde quepan muchos mundos. Son zapatistas. 

Momentos pasados
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo su aparición pública el 1 de enero de 1994 pero había nacido años antes, en 1983, a través del primer campamento guerrillero en la Selva Lacandona, en Chiapas. Ese primero de enero, siete cabeceras municipales de Chiapas fueron tomadas: Las Margaritas, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán, Chanal, San Cristóbal de Las Casas, y Altamirano.

El ejército mexicano derrotó la alzada de los zapatistas. Este EZLN era un ejército más simbólico que real ya que la mayoría de los miembros del ejército zapatista estaba desarmado: portaban armas hechas de madera y pintadas de negro. Iban, sabiendo que seguramente, morirían sin poder defenderse.

Los zapatistas no pudieron avanzar en este sentido y debieron dialogar cara a cara (pasamontaña) con el mal gobierno. En este proceso fue mediador el obispo Samuel Ruiz de San Cristóbal de las Casas, que entre otras cosas, dio pie a los acuerdos de San Andrés sobre el “Derecho y Cultura Indígena”, que comprometían al Estado a reconocer a los pueblos indígenas en la ley más importante de México: su Constitución, para que pudieran gozar de autonomía y autodeterminación. Ese mismo año, en el mes de octubre, se fundó el Congreso Nacional Indígena (CNI).

Los acuerdos de San Andrés no se cumplieron en su totalidad y recién en el 2001 se hicieron algunas reformas constitucionales para darle reconocimiento a los pueblos indígenas. Así el Artículo 2 de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos reza: “Se les reconoce la libre autodeterminación, y garantiza el derecho a la libre determinación y autonomía para decidir formas internas de convivencia y organización social, económica, política y cultural”.

El EZLN, mediante la creación en 2003 de Los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, vino a hacer realidad esa autodeterminación y autonomía.

Y es que hay pueblos que se saben pueblos y no hacen más que serlo, a como de lugar
“Cuando el pueblo tiene una voluntad, no tiene representantes, se representa así mismo”, señala el escritor Eduardo Colombo en su libro “La voluntad del pueblo”.

La organización del zapatismo siempre ha apuntado en ese sentido. Ya en febrero de 1994, el EZLN expresaba a través de un comunicado: “¿La toma del poder? No, apenas algo más difícil: un mundo nuevo”. Ahí nomás de haber dado semejante sorpresa, exclamaban claramente lo que buscaban, aunque tampoco especificaban cómo.

Recientemente el EZLN propuso que las bases discutan la posibilidad de presentarse a elecciones para que exista un Consejo Indígena de Gobierno que se haga cargo del Ejecutivo Federal y materialice su palabra a través de una candidata mujer. Esta novedad generó “histeria” no sólo en los partidos políticos tradicionales de México sino también en quienes comparten con el zapatismo la ideología de desde abajo, a la izquierda.

Y creo que esa sorpresa no grata puede deberse a que, en algún punto, bueno en realidad en varios puntos, muchas y muchos nos hemos de alguna manera, o de todas las posibles apropiado del zapatismo.

Esa convicción de que algo realmente nuevo parió el abajo, y un abajo también nuevo se estaba pariendo (y se está pariendo) aunque sus raíces eran y son tan ancestrales como los mismísimos pueblos originarios; repudiando la vía electoralista, sabiéndose siempre fuera, y entendiéndose ahí afuera, es lo que viene a provocar un primer rechazo, dudas, miedos. Porque miramos el zapatismo, desde nosotras. Desde acá. Desde el lugar en el mundo de donde sea que andemos caminando, abajo, arriba, en México, o Argentina.

Porque nos abrazamos a esa idea, de que era posible, levantarse, y fundar un mundo diferente. Porque vimos en esos pasamontañas, una realidad que varias y varios quisiéramos lograr, vimos desde lo lejos, que alguien nos interpelaba, algunxs se animaban, se organizaban, y lo hacían: eran una comunidad autónoma, digna y libre. Y claro, es fácil abrazar eso. Es fácil comulgar con ese logro, es fácil simpatizar con ese zapatismo. Es tan fácil eso, como criticar, desde cualquier zapato, ahora y ayer, lo que sea que nos “moleste” del zapatismo; como si pudiésemos dimensionar acaso lo que es el movimiento zapatista. Como si el zapatismo fuera estanco y caprichoso, como si la coyuntura fuera la misma que allá cuando aparecieron, cuando decidieron en realidad, hacerse conocer.

Muchxs, inclusive, encuentran en su levantamiento armado una debilidad, algo que hace e hizo, que el zapatismo no llegara a ser aceptado, comprendido, por más mexicanos, por más abajos. Porque claro que es ciertamente más fácil disentir después, cuando algo ya se hizo. Pero hacerlo, claro, lo hicieron, lo hacen, los zapatistas.

Cuando anduve por San Cristóbal de las Casas, para poder ir al Caracol Oventic, tomé un camión, que es un medio de transporte totalmente habitual en México; son lo que acá conocemos como trafics, o combies privadas. En viaje hablando con el chofer, y ya adentrándonos en una zona bastante verde, selvática, él me dijo que toda esa zona era zapatista. Pero, manifestando estar contento señaló que ya quedaban pocos, que ya casi no existían. Me decía que el zapatismo fue muy malo; que se habían armado y habían tomado municipios, que provocaron una guerra donde murieron muchos inocentes: que daban miedo, y que muchos deseaban que nunca volviera a ocurrir: “muy peligroso” afirmaba ese chofer.

Y sí, son un gran peligro pensaba yo en mi interior. Vienen a demostrar que otra cosa es posible, que otras realidades se dan espacio, que los pueblos se van haciendo sus propias formas, que se van animando a ser, a cómo de lugar. Y eso es peligroso claro, es un peligro concreto para el sistema, para los arribas, para quienes no comprenden muy bien en que parte de todo esto se encuentran también es peligroso, porque genera dudas, ruidos, desconcierto. Eso ha generado el EZLN siempre; desconcierto, y esperanza. ¿No es eso acaso peligroso, para un sistema que promulga, promueve, y vende predictibilidad, y resignación?

Es el zapatismo una construcción totalmente peligrosa, tanto como la dignidad, la democracia, la libertad, la justicia que han sabido desarrollar, profundizar y construir; sin que nadie les dijera cómo, cuándo y dónde. Sin escuchar tanto ese ruiderío del afuera. Se construyeron, mirándose los ojos, mostrándonos los suyos, hablándonos cuando querían, aunque jamás viéndose aisaldos del mundo. Construyeron para adentro, desde adentro, sin descuidar el saber en qué mundo estaban pariéndose ellos mismos.

Yo los entiendo como un verdadero movimiento, que saben darse las herramientas y las formas, que van siendo necesarias, reales y posibles. Que ellxs mismxs, van decidiendo. Pura democracia ¿verdad que es peligroso no?

“No queremos el poder, sino poder hacer, que sean nuestras asambleas las que gobiernen”
¿Qué tan sólido estará el sistema político mexicano, y qué tan fundamentadas y consistentes son las tácticas y estrategias de los partidos políticos, que basta que alguien diga públicamente que está pensando algo, y que le va a preguntar a sus demás iguales qué piensan de lo que está pensando, para que se pongan histéricos?”, nos y se pregunta el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, respondiendo interpelándonos nuevamente, frente a la polémica generada por el la decisión junto al Congreso Nacional Indígena (CNI) de consultar a sus bases, para definir-recién entonces y no antes- la postulación de una candidata indígena para la presidencia de México en 2018.

¿En qué medida la propuesta de que un concejo (con “c”) indígena de gobierno, es decir, un colectivo y no un individuo, sea el responsable del ejecutivo federal, apuntala-el-presidencialismo- se- hace- cómplice- de- la- farsa- electoral-contribuye-a- reforzar-la-democracia-burguesa -le- hace- el- juego- a- la- oligarquía- y- al- imperialismo-yanqui-chino-ruso-judeoislámico-milenarista,- además- de- traicionar -los-altos-principios- de- la- revolución- proletaria- mundial? Nos y se preguntan los zapatistas.

“Ya no queremos decidir por los otros, y tampoco que decidan por nosotros. No queremos el poder, sino poder hacer, que sean nuestras asambleas las que gobiernen” Esto se dice en el documento del quinto congreso. “Ratificamos que nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción, fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías, es decir, en la defensa de la vida de cada persona, cada familia, colectivo, comunidad o barrio. De construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos”.

Se explicita aquí, que esta propuesta, no es sino, otra forma de organizarse a la cual se apela para frenar tanta muerte y destrucción.

Colombo, en la obra ya citada establece algo verdaderamente interesante: “En nuestros días se ha olvidado la distinción –aristotélica y escolástica, central en Spinoza y fundamental en política–, entre potentia y potestas: la potencia, o poder, como capacidad (“el poder de crear” o de hacer), y el poder como dominación (“el poder de ordenar”, y de hacerse obedecer), confundiendo de este modo la capacidad que tiene el agente de la acción, individual o colectivo –capacidad o poder que da al sujeto político la posibilidad de establecer una relación sinérgica compatible con la igualdad en la acción colectiva–, con la dominación, que es siempre una relación asimétrica entre aquel o aquellos que mandan y aquel o aquellos que obedecen. En el espacio político común e igualitario de la asamblea, el “poder” es el resultado de la acción de todos, y ese poder es antes que nada una capacidad de hacer o de decidir (potentia). En la democracia directa el problema no proviene de la capacidad colectiva de instituir la vida común, sino de la toma de decisiones a través de una mayoría, lo que significa desconocer la opinión de la minoría, incluso de uno, e imponerle la decisión mayoritaria”

Las asambleas, no dejaron de existir en los zapatistas, ellos mismos lo dicen: “Nos declaramos en asamblea permanente y consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el acuerdo de este Quinto CNI para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país.

No es entonces una decisión vertical, ni sin debate, ni caprichosa.

Es tan real ese mundo donde quepan otros, es tan real su democracia construida, su libertad desarrollada, que no tienen miedo de proponer lo que nadie esperaba. Nos guste o no nos guste, a quienes desde lejos hemos o no simpatizado, con el zapatismo. No tienen miedo de proponer, de dar la discusión, de agrietar el sistema electoralista de esta manera. Han generado tanta base política, tanto “poder hacer”, la suficiente autogestión, y autonomía, que son capaces, de discutir esta herramienta, como una más. Sin miedos, ni cristalizaciones prejuiciosas. Siendo totalmente conscientes de lo que son, de lo que ya han construido, de ese nuevo mundo que han sabido parir.

El movimiento zapatista, es tan real, como misterioso. Quién haya andado por aquellos suelos, sabe que los mexicanos, y sobre todo los zapatistas, quizás por su origen, son de hablar poco, despacio, y sigilosamente. Casi inentendible al menos, para quien no los escucha siempre.

Cuidan las palabras, dicen lo justo. Y hablan, y nos hablan en su idioma, quizás por eso cuesta tanto entenderlos. Quizás por seguridad, poco dicen, poco se cuenta, poco sabemos de este movimiento revolucionario. Por eso es que, al zapatismo, jamás lo entenderemos, sino, como el zapatismo quiere que lo entendamos.

Porque, si hay algo extremadamente maravilloso y envidiable que tiene el movimiento zapatista, es esa consciencia: Se saben en este mundo. Se leen, en este mundo, se advierten en él. Saben lo que son, lo que están haciendo, lo que logran. No dudan de ellos mismos. Jamás. Tanta confianza y consciencia tienen, que escapan a las formas que el mundo conoce, y se animan a crear ese mundo nuevo, a como de lugar, como lo han venido haciendo, y como jamás lo habían hecho, también.

Fuente: http://latinta.com.ar/2016/10/tantos-mundos-como-sean-necesarios/

domingo, 30 de octubre de 2016

Sobre el Abstencionismo y la descomposición del Sistema Político Mexicano



“La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo.
Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este.

El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar

la forma de su gobierno”

Art. 39. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

 
El sistema político mexicano en la actualidad está representado por la oligarquía de tecnócratas neoliberales, en las últimas elecciones presidenciales se presenta un fenómeno real; el abstencionismo, éste ha crecido aceleradamente por consecuencia de la crisis económica y política que existe en el país. Hoy en día los mexicanos, en su mayoría no cree en ninguno de los partidos en el poder (PRI, PAN, PRD, PT, MC, MORENA, VERDE, NUEVA ALIANZA, ETC) y los elementos del descontento social contra estos partidos es muy claro, “todos los partidos se han beneficiado del PIB de los Mexicanos, han saqueado y vendido al país, sumándole a todo esto los altos índices de pobreza y marginación”.

Según datos oficiales del IFE hoy INE, en 1994 el abstencionismo a Presidente de la República fue de 22.84%; en el 2000 de 36.03%; en el 2006 de 41.45%. [i] Para el 2012 existen datos oficialistas del 37% según datos publicados en la Página de Resultados Preliminares [ii] y ponemos en cuestionamiento este resultado, pues a la “Democracia Mexicana” no le conviene a nivel internacional que las cifras reales de abstencionismo se vean reflejadas a la alza.

La tendencia de la NO Participación en las urnas en los últimos tres procesos iba en incremento y para este último Proceso federal la estimación media de este fenómeno fue de 9% más que el 2006, es decir para el 2012 se estimaba el 50% de abstencionismo del total del Listado Nominal, es decir que de los 79, 454,802 [iii] que podían votar; no votaron 39, 727, 401 mexicanos.

Para los que votaron en el 2012 se dividió el voto entre los cuatro competidores. Es fácil de distinguir que el presidente Enrique Peña Nieto con 18, 727,398 fue votado muy por debajo del abstencionismo nacional, Andrés Manuel López Obrador con 15, 535,117 votantes [iv] , ni la suma total de votos de los cuatro candidatos pudo ganarle al abstencionismo. 

En este laxo nos damos claramente cuenta que el abstencionismo no se ha podido comprar, ni mucho menos convencer, ante grandes campañas de compra de voto, el 50% de la sociedad mexicana que puede votar se ha resistido a eso y más. La compra del voto en el proceso del 2000 fue de $300; para el 2006 en $500 y 2012 cifras desde los $1000 a $2000 por sufragio, todo en pesos mexicanos. La gente que pertenece a un partido político es beneficiaria desde un costal de naranjas, despensas con productos de la canasta básica caducos, estufas de dos quemadores, refrigeradores, tarjetas soriana entre otros. Todo esto ya lo conocemos, el funcionamiento del sistema político está en decadencia.

Este análisis viene a colación para aquellos críticos del CNI-EZLN, por su pasado comunicado “Que retiemble en su centro la tierra” que puso a temblar a la tecnocracia en el poder y al “peje” y su morenaje, el peje obsesionado por el poder, “empeñado” por la Presidencia de la República. Recordemos que según él se proclamó presidente legítimo, ¿dónde queda el legado de no reelección?

Es importante señalar que en nuestro país se necesita de una gran unidad de las luchas sociales que emanan de nuestro pueblo, de nuestras raíces, que emanan de la dura crisis económica que persiste día a día en los 32 estados de la República; ningún partido político ha sido opción de gobierno por que representan a la gran cúpula de tecnócrata neoliberales que acatan las órdenes de los organismos internacionales como el FMI y BM bajo la estrategia del imperialismo norteamericano.

El proceso de la posible candidata independiente indígena a la Presidencia de la República para el 2018 de parte del CNI-EZLN, se debe aprovechar para reorganizarnos desde nuestras geografías como lo venimos haciendo, “de no rendirse, de no venderse y de no claudicar”, para eso, que sirva la consulta a los pueblos originarios de nuestro México, pero que también sirva para de una vez por todas, defender lo que el Estado Mexicano, el Consejo Coordinador Empresarial y las trasnacionales nos están robando.

Nos debe quedar claro que sigue siendo un largo camino para transformar esta realidad, este proceso largo de la historia es lento pero se debe aproximar a un buen puerto, con prospectiva social, debemos seguir tejiendo esos lazos de unidad que tenga como objetivo el verdadero cambio profundo de nuestro México, nos toca decidir si seguir permitiendo personajes grises de los diferentes partidos políticos o por algo real que viene desde las raíces de nuestra tierra y continuar construyendo el país que necesitamos.

Exista o no exista una candidata independiente indígena en la contienda del 2018 por parte del CNI-EZLN para la Presidencia de la República, debemos acelerar el proceso de unificación de lucha contra el gran capital que con sus planes de desarrollo nos está deslegitimizando de lo que es nuestro, no se debe bajar la guardia y es que las leyes ad hoc, el saqueo, la explotación de los recursos naturales y mineros, la represión y hostigamiento en contra de los mexicanos es cada día más cruda, sumándole a esta crisis el incremento de los índices de pobreza y marginación en los últimos tres sexenios.

No es nuevo saberlo que solo un solo sector se vea beneficiado de las grandes riquezas de nuestra nación; ese sector representa cerca del 1% de la población y ese porcentaje acapara el 45% de la riqueza nacional [v] según lo que se puede constatar en un informe de la OXFAM.

Sería muy importantes que articulistas como Ackerman contemplara en su análisis que el Estado Mexicano esta caduco, desgastado y que hoy también los pejes lo representan, recordemos que el peje es de corte priista. Existen dos morenajes; el de la militancia que muy difícilmente podrá tener acceso a cargos de elección y el morenaje de confort; es decir los monreales, los Batres, los Polevnsky, los Sansores, los Brugada y los López, este último morenaje agrupado no salvara al país de los neoliberales.

Los partidos conservadores de izquierda institucional siempre han querido treparse a las luchas sociales, en la lucha social real siempre hemos dicho no a la intromisión de los partidos políticos en las luchas y resistencias del pueblo organizado, porque ellos negocian bajo el agua para sus bolsillos, enriqueciéndose día a día, como si no fuera suficiente con lo que ya ganan del erario público.

Es sin duda una lucha frontal de luchas de clases y la descomposición del sistema mismo, el CNI-EZLN y las muchas luchas a nivel nacional, no negocian con el Poder, porque es el responsable de esta crisis económica, política y social que se vive en el país. Más bien tenemos que interrogar y poner en la lista de articulistas pagados por el sistema al sr Ackerman. ¿Cuánto recibe usd como consultor del BM [vi] , USAID, OCDE, PNUD? Ni un partido conservador de Izquierda institucional se salva de estar en la lista de los vende patrias, no se nos olvide también el PRD con la firma del Pacto por México. Realmente nos damos cuenta, quien está del lado del poder de la oligarquía.

Notas:
[i] Abstencionismo y cultura política en México, pág. 8. Resumen ejecutivo del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la LXI Legislatura Cámara de Diputados, abril 2009.

[ii] http://prep2012.ife.org.mx/prep/NACIONAL/PresidenteNacionalVPC.html

[iii] http://www.ine.mx/docs/IFE-v2/ProcesosElectorales/ProcesoElectoral2011-2012/Proceso2012_docs/numeraliapef2011-2012_28062012.pdf

[iv] http://prep2012.ife.org.mx/prep/NACIONAL/PresidenteNacionalVPC.html

[v] http://www.proceso.com.mx/408611/el-1-de-mexicanos-concentra-casi-la-mitad-de-la-riqueza-oxfam

[vi] https://en.wikipedia.org/wiki/John_M._Ackerman

¿Por que no voto? ¿Por que votaría?


Yo estoy habilitado para votar en dos países, ya que ostento doble nacionalidad. Pero son décadas ya que no voto en ninguno de los dos. ¿Por qué no voto? La versión corta: votar en este sistema podrido de partidos políticos electoreros y politiqueros, no cambia las cosas de fondo que se tienen que cambiar. Pero ahora, sí, me siento con inspiración y ganas de votar. ¿Por qué? Por la osadía de la propuesta del Zapatismo y del Congreso Nacional Indígena (CNI), de lanzar una campaña muy otra (que no es lo mismo que una segunda Otra Campaña). 
Los partidos políticos electoreros, todos, son cómplices del Poder, del capital nacional e internacional, de los monopolios mediáticos, de la minería, del agronegocio, del narco adentro y fuera del mal gobierno, cómplices en un sistema de corrupción y robo organizado, ilegal y legalizada. En las palabras del subcomandante Moisés del EZLN, este 11 de octubre: “no habrá nada para nosotros de lo que queremos o de lo que necesitamos, en los partidos que ya hay, ni en los dizque nuevos que vendrán, porque son los mismos que se brincan de un partido a otro.” Aquí en México se han proliferado los partidos electoreros, PRI, PAN, PRD, PT, Verde, PANAL, MORENA, mientras que el país se pasa de muy, muy, muy mal, a mucho, mucho, mucho peor.

La lluvia de crítica y reprobación que ahora cae sobre el EZ y CNI, parece no estar muy bien informada por su real contenido. Valdría la pena un breve repaso.

No se propone la candidatura de una sola persona, se propone un consejo colectivo de gobierno. No se propone un hombre mestizo o blanco, se propone una mujer indígena. No se impone una propuesta, se la manda a consulta. No es una propuesta acabada, está sujeta a enmienda y a aportes colectivos. No se decide y ya, se declaran en asamblea permanente. El EZLN no va adelante, el CNI va adelante, y los Zapatistas detrás. No es un planteamiento electoral ni electorero, es un planteamiento de lucha. No es crear un partido político, es lanzar una candidatura independiente. La intención no es ir por el poder, es destruir el “Poder,” “para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen, y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción.”

No se espera que de los politiqueros viciados y corruptos, de la clase política, vendrá la salvación. Más bien se apela a la sabiduría colectiva de los pueblos: “para defender lo que somos; nuestro caminar y aprendizaje se han consolidado en el fortalecimiento de los espacios colectivos para tomar decisiones.” En el nivel más mínimo, sin contemplar posibilidades de voto, es un intento muy necesario de lograr un cambio de juego. A los pueblos nos están metiendo goles al granel, y ahora intentaremos un rompimiento colectivo para meterles un gol a ellos. Para romper el cerco mediático. Será una campaña que visita cada rincón del país donde hay resistencia, para dar voz a la propia gente que está en las primeras trincheras de la defensa de la dignidad y la Madre Tierra. Para dejar de vernos a nosotros mismos solo en el rol de víctimas, y para sacar la cabeza e ir a la ofensiva. Para meterle corriente a las bases, de sacarnos de la desmovilización de los puros lamentos, para energizar a las comunidades, a los barrios, a la juventud, en las asambleas de la consulta, en la eventual recolecta masiva de firmas para lograr la inscripción, en la campaña de puerta a puerta, desde abajo y a la izquierda.

No voto. Pero ahora sí, tengo ganas de votar.


Peter Rosset es investigador del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (CECCAM); co-coordinador de la Red de Investigación-Acción sobre la Tierra (LRAN).

El camino para una campaña para organizar y luchar



El Partido Revolucionario de las y los Trabajadores (PRT) saluda y celebra el anuncio del Congreso Nacional Indígena (CNI) y del EZLN de iniciar una consulta para una eventual participación en la elección presidencial de 2018 con una mujer indígena, vocera del CNI.

Para el PRT esta iniciativa política puede ofrecer una alternativa de lucha y organización para los que, desde abajo, resisten la dinámica capitalista que se expresa en contrarreformas estructurales que enajenan lo común y lo público así como los derechos del pueblo trabajador, en megaproyectos ecocidas que pretenden terminar con la riqueza biocultural de nuestro país, en violencias sistémicas y terrorismo de Estado que buscan saquear maximizando ganancias y minimizando costos, de acuerdo a la lógica capitalista.

En un país donde la espiral de violencia es incontenible, donde las castas en el poder alcanzan niveles de desprecio y cinismo hacia el pueblo cada vez más alarmantes y en donde los megaproyectos de despojo de recursos y territorios en beneficio de intereses imperialistas son impulsados y sostenidos desde el poder estatal, sea el gobierno y/o el legislativo, (un Estado ajeno al control social y vuelto contra la sociedad) las resistencias que contra éstos se levantan adquieren una mayor relevancia nacional, como denuncia el comunicado del CNI. Ante todo ello es urgente ya no solo organizarse para resistir, sino luchar para vencer y la posibilidad de hacerlo lo ofrece el contar con una fuerza política organizada nacionalmente. Más allá del balance sobre si hay o no un giro político, la iniciativa zapatista cambia las coordenadas políticas de cara al recambio presidencial. El tablero político se desacomoda al abrirse la posibilidad de la irrupción, en este terreno, de una fuerza ausente, no representada por ningún partido y no invitada como sería no sólo la fuerza del movimiento indígena contestario del sistema, sino la propia izquierda anticapitalista

Con esta importante iniciativa política se asoma la posibilidad de una amplia convergencia anticapitalista que, dialogando, pueda construir unidad en la diversidad. La profunda transformación que necesita el país requiere sumar esfuerzos así como dialogar franca y abiertamente las hipótesis estratégicas para cambiarlo todo de base, desde abajo. La iniciativa, de aprobarse en la consulta del CNI, necesitaría por tanto completarse con un llamado unitario al conjunto de la izquierda anticapitalista también presente en infinidad de luchas tanto en el campo pero también en la ciudad. Entre los pueblos originarios pero también entre la clase trabajadora y sus organizaciones de lucha, incluidas sindicales, como el movimiento magisterial o como los electricistas del SME y su propuesta de Organización Política del Pueblo y los Trabajadores (OPT). En el movimiento de los trabajadores pero también en otros movimientos resistiendo a la barbarie capitalista, como es la lucha contra el feminicidio, la lucha de las mujeres por sus derechos (que podrían estar muy bien representadas con una candidata mujer indígena) y en general contra la violencia del Estado, con su terrible secuela de ejecuciones y desaparecidos. Obviamente, también el movimiento solidario con los estudiantes de Ayotzinapa y la lucha por los 43, "vivos los llevaron, vivos los queremos".

Conseguir la más amplia unidad anticapitalista requerirá ciertamente diálogo y debate fraternal. Pero el debate que se ha abierto en torno a la iniciativa no quiere decir descalificación y calumnia.  Eso es lo que significa decir que una candidatura independiente de la izquierda anticapitalista le hace juego a la derecha (¿a los partidos del Pacto por México?) o que divide el voto de la izquierda y que es una maniobra contra Morena. Este insulto no es nuevo. Especialmente desde voceros de la izquierda institucional que han pretendido ser ellos lsupuestamente os únicos representantes  de la izquierda. Antes, el PRD pretendía que ellos eran "la izquierda". Ahora Morena dice que el PRD no es la izquierda sino que ellos son la única y verdadera izquierda. En el 2006, el propio López Obrador, candidato del PRD, acusaba a "la otra campaña" de estar aliada con la derecha. En el 2015, si sectores del movimiento en lucha contra el poder neoliberal y las reformas estructurales del Pacto por México, no votaban por Morena, sino llamaban a la abstención o al boicot como hizo el magisterio, López Obrador también insultaba al movimiento magisterial acusándolo de aliado con el PRI, al momento en que éste iniciaba la brutal represión contra el movimiento. Debe entenderse que la izquierda anticapitalista y en general los movimientos de lucha contra el neoliberalismo no están representados por la izquierda institucional. López Obrador se ha opuesto incluso en estas semanas, alrededor de las protestas del 15 de septiembre,  a la consigna de "Fuera Peña" diciendo que no quiere un gobierno de escombros y propone subordinar toda lucha a la elección del 2018. Por el contrario, entendemos la propuesta de una candidatura independiente del CNI  para organizar un movimiento en lucha contra el poder de la oligarquía neoliberal,  una campaña de lucha y organización, no para subordinar la lucha a los comicios del 2018. La propuesta de AMLO y de Morena es distinta. Propone incluso un gabinete de transición con Peña Nieto para asegurar una transición "pacífica" y por ello ofrece desde ahora amnistía a los criminales del poder. Propone posponer la lucha hasta las votaciones del 2018 con un gabinete de transición, es decir un gobierno de conciliación. En realidad no es el momento de definir una fórmula de votación, sino de continuar las luchas contra el poder oligárquico y su programa neoliberal, incluso en la lógica de “Fuera Peña”. Pero al mismo tiempo es posible discutir la perspectiva estratégica como sería con una campaña independiente, con registro o sin registro legal (como fue la de Campa en 1976). En cambio la propuesta de AMLO propone mantener intocada la lógica capitalista, como mostró recientemente en Sonora donde planteó que su propuesta ante el despojo extractivista que representan las compañías mineras extranjeras es simplemente que paguen impuestos.

Una candidatura de este tipo, como la que sostuvimos hace años con Rosario Ibarra –la primera mujer candidata presidencial en la historia del país- (cuyo lema en 1982 era precisamente "arriba los de abajo"), es un llamado a la organización y a la lucha desde abajo, pero también debe ser una convocatoria a la unidad de los que hoy luchan por cambiar nuestro país para hacerlo independiente, justo, igualitario, multicultural, y libre de explotación, dominio y opresión, es decir en una lógica anticapitalista.

Especial importancia nos merece que el anuncio del CNI y del EZLN haga énfasis en que la candidatura sea encabezada por una mujer indígena. Ello cuestiona un poder levantado sobre una base autoritaria, patriarcal y homófoba, pero también racista y homogenizador. Y este cuestionamiento es todavía más significativo cuando las mujeres no sólo sufren una opresión patriarcal en la familia, en el trabajo y en la sociedad, sino un atentado contra sus derechos así como una gravísima oleada de violencia cuyo extremo más inhumano son los feminicidios.

Para el PRT una candidatura de ese tipo se volvería un símbolo para las importantes luchas de los pueblos originarios que no sólo siguen luchando por su derecho a la autonomía sino que enfrentan todos los proyectos de despojo de recursos, territorios y cultura que se pretenden imponer en todo el territorio nacional. También sería un símbolo para las mujeres que hoy gritan su "¡ya basta!" contra el desprecio patriarcal y la violencia. Cuando la política está construida sobre la base autoritaria, patriarcal y homófoba, visibilizar a quienes soportan lo peor de la crisis, es también una forma de  cuestionar las bases de un régimen que además de autoritario es patriarcal. Sería un símbolo de unidad con las luchas del magisterio así como un símbolo de lucha y dignidad para el conjunto de trabajadores. La candidatura de una mujer indígena se volvería un símbolo para los jóvenes y para todos aquellos negados, oprimidos, despreciados y excluidos por un sistema en el que solo importa el hacer más dinero pero no la vida ni la dignidad.

Decimos que se ha abierto la posibilidad de una amplia convergencia anticapitalista que, dialogando, puede construir unidad en la diversidad. Incluso entre el anticapitalismo que se propone la lucha por el poder y quien no se lo propone. La profunda transformación que necesita el país requiere sumar esfuerzos así como dialogar franca y abiertamente las hipótesis estratégicas para cambiarlo todo de base, desde abajo.

Ciudad de México a 18 de octubre de 2016.

El EZLN, MORENA y el 2018



La reciente declaración del EZLN de participar en las elecciones de 2018 con una candidata independiente indígena, ha cimbrado más que a nadie, a la izquierda electoral. Como es sabido, la derecha neoliberal es compacta, su programa está escrito en el Departamento de Estado norteamericano y sus alianzas están definidas a largo plazo. Si bien es cierto que hay una gran posibilidad de que dicha candidatura sea sólo testimonial, puede ser un revulsivo de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y de MORENA.
Es de celebrar que por fin y después de muchos años, dos elecciones presidenciales saboteadas y el descredito político, el EZLN haya hecho el “necesario análisis concreto de la situación concreta”, si desde 1994 los neo-zapatistas lograron atraer la atención internacional, y poner en la discusión nacional la deuda histórica del país con las comunidades indígenas, también es cierto que en la última década, habían entrado en un espiral de franca irrelevancia nacional, manteniéndose sólo como un referente moral para una parte de la intelectualidad de café mexicana, y ciertos sectores de la llamada izquierda radical.
Como cualquier partido político que juegue bajo las reglas de la democracia liberal representativa, el EZLN pondrá a la discusión nacional su agenda ya conocida (traicionada en los Acuerdos de San Andrés), no creo que le alcance para más. Lo importante es que se abre una posibilidad para de una vez por todas, abrir la discusión real al interior de MORENA, de su democracia inexistente y la torpeza con la que se ha manejado Obrador desde las movilizaciones contra el fraude electoral de 2006.
Habrá que esperar para saber si el EZLN ha aprendido la enseñanza política de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo (FARC-EP), ya que la guerrilla más longeva del continente, partiendo de un análisis concreto, ha decidido transitar a la vida política legal, sabedores que es más efectivo transformar las condiciones de millones de colombianos desde la legalidad política, cimbrando con esto a la clase narco-política colombiana. Por ejemplo, imaginar una bancada indígena legislando en el Congreso, abonaría en la resolución de las demandas de 10 millones de mexicanos que se reconocen como indígenas en el país.
En el escenario nacional, MORENA y su candidato presidencial, se habían autonombrado los garantes de los valores de la izquierda en este país. El reciente movimiento del EZLN cuestiona esto, y obliga al tabasqueño a sentarse a dialogar con los movimientos sociales (indígena, campesinos, sectoriales), referentes regionales y locales, respaldarlos efectivamente y no solo declarativamente, ceder espacios y buscar alianzas donde hasta hace unos días el tabasqueño no tenía en su radar. Como en 2006, se abre una posibilidad para hacer presa de los movimientos sociales la candidatura de la izquierda electoral, con un atenuante, esta ocasión no habrá simpatizantes zapatistas saboteando y satanizando la campaña electoral, ya que estarán quiero creer, trabajando en favor de su aspirante presidencial.
Al día de hoy, AMLO no tiene otra posibilidad de acceder a los Pinos. Es poco probable una reconciliación con el PRD, el PT y Convergencia no garantizan los votos necesarios para ganar la presidencia y MORENA si va solo, no le alcanza. Si AMLO es tan miope o no se quiere dar cuenta de esta situación, desperdiciara la última oportunidad de iniciar un largo y lento proceso de reformas radicales en favor de los 60 millones de pobres del país. Si es tan necio como en los últimos 10 años, asistiremos a un proceso de larga duración de consolidación y dirección hegemónica del bloque neoliberal iniciado en los años ochenta del ciclo pasado en México.
Aunque después de 10 años, el tabasqueño se ha ido moderando en sus declaraciones y su actuar político (quizá para hacerles saber a la mafia del poder y a Washington que pueden confiar en él), enfrente tiene una clase política igual o más torpe que él, con un plus, tienen un hambre de poder sin precedentes, aunado a la corrupción rampante que impera en todos los niveles de gobierno. Esto posibilita que al día de hoy, el Peje sea un serio aspirante a ocupar Palacio Nacional. Considero que esta posibilidad pasa por que haya un cambio en su estrategia, su equipo de asesores y en el propio AMLO, que no se enteran que hay un país en llamas y no es solamente organizando comités de apoyo o electorales, bajo la más grosera lógica demo-liberal, como podrá acceder a iniciar el asalto de las instituciones.
De 2014 a la fecha, año que obtiene su registro legal, MORENA ha ido en picada como referente de la izquierda electoral –el mismo acto de convocar a un gran partido que aglutine a las fuerzas progresistas del país bajo los designios de un gurú, no auguraban buenos vientos-. Maquiavelo, Lenin y después Gramsci, nos han enseñado que un partido político –instrumento del pueblo-, no se crea por decreto, sino que es producto de la lucha diaria, acompañando al pueblo en sus luchas locales y nacionales, en un continuo avance y retroceso, sus militantes se forjan al calor de la batalla y las dirigencias son reconocidas por las bases, las bases son las que respaldan a sus dirigencias. Desafortunadamente, pareciera que MORENA es producto de una necesidad electoral, la necesidad de poder participar en las elecciones presidenciales de 2018 dada la ruptura entre AMLO o más específico, su desacuerdo con la tribu de los Chuchos por quien controlaba al PRD.
En dos años se han cometido muchos errores, pero eso no significa que se abandone lo poco que se a construido y decir “a la basura todo, todo está mal”. Hacer política también es construir con lo que se tiene y a partir de los instrumentos que se cuenta. La militancia de MORENA, las bases, los que van casa por casa dejando un volante, los militantes honestos que buscan un verdadero cambio en el país junto con la estructura media del partido, son los que tienen la tarea de armar la revuelta al interior del mismo. Si MORENA quiere ser un verdadero partido de izquierda, debe someter a la opinión de las bases a todas sus dirigencias, hacer la crítica radical el actuar de su dirigente máximo, sin el miedo a quedar fuera del reparto de funciones o la expulsión del incipiente órgano político.

AMLO y la Chachalaca



Mucho se ha escrito sobre Andrés Manuel López Obrador, desde aquel día en que, después de haber propiciado la resistencia civil por los altos costos de la electricidad en Tabasco, Estado en donde renunció al PRI porque no lo propusieron como candidato a la gubernatura, inició una caminata hacia la capital del Estado y mientras su hermano putativo Roberto Madrazo se convertía en Gobernador, López Obrador conquistaba al país y se quedaba con la capital del mismo.

Hizo un buen papel en el DF hasta que se supo del sueldo de su chofer y de los despilfarros de su hijo, de cómo lo cubrieron cuando tuvo un accidente y en fin, las ropas caras y autos de lujo de la familia; a últimas fechas, los eventos VIP en los que se ha visto al mesías, ponen en tela de juicio el papel en el que se encuentra y las palabras de las que hace uso.

Por su parte, José Mujica, ex presidente de la República de Uruguay, ha dicho en más de una ocasión, refiriéndose a la política, que el político si quiere hacer plata, que se vuelva empresario, la política no es para hacerse rico “la política es una lucha por la felicidad de todos” y no conforme con eso, también sentenció: “A los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política. Son un peligro”.

Y finalmente remata su discurso sobre política diciendo: “ Yo vivo como vive la mayoría de mi pueblo, en la política lo normal tendría que ser mi forma de vida ”. ¿Por qué sacar todo esto ahora? ¿Por qué pretender comparar a uno y a otro? No buscamos una comparación, las comparaciones nunca han sido buenas, sin embargo, el ex guerrillero y ex presidente del Uruguay a su paso por México el pasado 12 de Octubre, mandó un mensaje a la izquierda de todo el mundo, cuando rechazó un encuentro con el Mesías mexicano: AMLO.

“López Obrador hace una política basada en sueños y utopías. El verdadero hombre izquierda es de acción.” Y no conforme con eso, Mujica agrega: “con todos sus años en la política mexicana, no se sabe que haya hecho grandes obras por el bien de la gente, sólo anhela cumplir a como dé lugar su aspiración presidencial. En la izquierda se piensa a nombre de todos no de sí mismo.”

López Obrador quien, en un momento determinado fuera la esperanza de México, a últimas fechas no ha dejado de negar su origen político, el del priista terco y ambicioso que sueña con gobernar una gran nación, aunque a su edad, lo único que le queda para ofrecer son: palabras tan vanas como los fuegos fatuos que acompañan a la izquierda decadente en nuestro país.

Aunado a esto, el pleito mediático en contra de otro fuego fatuo, el del EZLN en el Estado de Chiapaz y su propuesta de una candidata independiente indígena, faltando con ello a la palabra de Marcos de no participar nunca en la política, ha puesto con los pelos de punta a López Obrador que ve como un enemigo al grupo que surge cada vez que, políticamente hablando, la nación mexicana y los intereses de unos cuantos, se ven amenazados. No olvidemos que el EZLN surgió para tapar el gran descalabro de la economía mexicana a la salida de Salinas. Hoy, vuelve a salir para tapar el gran descalabro de la política de EPN y la huida del gobernador con licencia de Veracruz.

La visita de Mujica vino a poner muchas cosas en su lugar, incluso, aquella famosa frase de ya cállate chachalaca espetada por AMLO a Fox que obviamente, si fuéramos un país social-cristiano como ha propuesto el mesías (AMLO) nos llevaría a aquel pasaje del nuevo testamento: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘“Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”’, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lu 6; 41-42)

“Andrés Manuel no tendrá el suficiente éxito para llegar a ser presidente porque le ha faltado acción social pues se ha quedado en el terreno de la retórica y las palabras” señaló Mujica en entrevista para un medio uruguayo, el ex presidente que se ha convertido en un símbolo de lo que él llama austeridad y renunciamiento, predicando con el ejemplo desde su mandato, pero saliendo al mundo a invitación de muchos a impartir conferencias – Por cierto, gratuitas – a los jóvenes, para conocer más del verdadero pensamiento humanista y no “chachalaquero” de AMLO quien, durante sus visitas a Veracruz NUNCA criticó la actuación del hoy prófugo de la justicia y sí, al gobernador electo ¿Coherencia? No lo creo…

Nota:

Chachalaca:

Nombre Femenino

1.- Ave galliforme de América Central, con plumas muy largas, verdes y tornasoladas en la cola; no tiene cresta ni barbas; es muy vocinglera y de carne sabrosa.

2.- (adjetivo/nombre común) Acento coloquial [persona] Que habla mucho.

"es muy chachalaca, no hay modo de que cierre la boca; esa chachalaca habla y habla sin parar"

Carlos Morales Tapia. Periodista Independiente en el Estado de Veracruz.

El temblor político de la candidatura femenina indígena del EZLN


Titulándola con uno de los versos del himno nacional de México, “que retiemble en sus centros la Tierra”, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Congreso Nacional Indígena (CNI) hicieron pública su declaración final del encuentro que sostuvieron en Chiapas en días pasados y en la cual anuncian su decisión de presentar una candidatura para los comicios electorales presidenciales del 2018. La conmoción política que ha producido este anuncio es como un verdadero temblor en los centros de la vida política mexicana. 
El giro del EZLN

El comunicado de la reunión del EZLN y el CNI fechado en un lugar de Chiapas con la mera mención de “octubre de 2016”, no fue publicado por ningún medio “establecido” ni periódicos, ni noticieros electrónicos sino que fue lanzado a los laberintos de la red y su explosivo contenido sólo fue captado el fin de semana pasado: el EZLN con sus aliados indígenas de todo México, de Sonora a Yucatán se proponen lanzar para las campañas electorales del 2018 a una mujer indígena. Las líneas finales del comunicado señalan que ante “la situación de grave crisis por la que atraviesa el país [...] la palabra de los indígenas [debe] materializarse en una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del CNI y del EZLN en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país”.

Los sexenios presidenciales priistas y panistas siempre habían llegado exhaustos a su quinto año, no el de Peña Nieto que prácticamente terminó la noche de Iguala del 26 de septiembre de 2014 sin siquiera haber culminado su segundo aniversario. 2017 y 2018 políticamente van a estar centrados en los preparativos y en la realización de la lucha por la sucesión presidencial, de hecho la decisión del EZLN y sus aliados indígenas vienen a acelerar un escenario no sólo de fin de gobierno sino de fin de régimen.

En los partidos burgueses mismos, que son todos los “registrados” en el instituto electoral, se discute y se preparan para lo que va a pasar en el 2018: la reelección del candidato presidencial priista ante el colapso que ha representado el gobierno de Peña Nieto sería considerada como una auténtica provocación por amplísimos sectores de la población. La vuelta del Partido de Acción Nacional (PAN) después de los fracasos portentosos de los presidentes panistas Fox y Calderón, aparece también como más de lo mismo. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) recorre todo el país para preparar su tercera postulación presidencial y aunque ciertamente su candidatura tiene un apoyo popular muchísimo mayor, su moderación y abierta política conciliadora le está restando muchos apoyos en los sectores cada vez mayores de una población descontenta y harta de la situación por la que atraviesa México. Por eso es que abundan las proclamaciones de candidaturas presidenciales: el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera ya se postuló y sabe que un Partido de la Revolución Democrática (PRD) debilitado con gusto lo aceptaría como su candidato. El gobernador de Nuevo León, cuna del poderoso grupo financiero-industrial de Monterrey, Jaime Rodríguez, “El Bronco”, estrella de las nuevas y permitidas “candidaturas independientes” (no registrados por los partidos), también se ha lanzado a la arena. Y la lista de “independientes” está aumentando.

Por supuesto, la anunciada candidatura femenina indígena sería también de las independientes, pero su carácter no está incluido dentro del contexto burgués de todos los demás partidos y candidatos “independientes”. Representaría un desafío directo al establishment oficial al declarar el EZLN y el CNI abiertamente que su campaña será “anticapitalista”. La proclamación de esta decisión viene a corroborar la gravedad de la crisis, determinante que explica este giro abrupto y radical de la política de los neozapatistas y sus aliados caracterizada por su completo abstencionismo electoral y sus coqueteos anarquistas expresados en su adhesión explícita a la consigna de “transformar la sociedad sin tomar el poder”. En sus líneas finales el texto de su declaración explica este giro de la siguiente manera:

“Ratificamos que nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos; sino que llamamos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarse para detener esta destrucción, fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías, es decir en la defensa de la vida de cada persona, cada familia, colectivo, comunidad o barrio. De construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos. Es el tiempo de la dignidad rebelde, de construir una nueva nación por y para todas y todos, de fortalecer el poder de abajo y a la izquierda anticapitalista, de que paguen los culpables por el dolor de los pueblos de este México multicolor”.

De este modo el EZLN convoca a la población indígena y a la “sociedad civil” a una revolución sin atreverse a nombrarla pero definiéndola cuando señala los atributos de “la nueva nación por y para todas y todos” que deberá surgir en este “México multicolor”. Un México no capitalista, un México sin gobiernos priistas, panistas, perredistas y demás organizaciones burguesas que son la garantía de la permanencia del poder capitalista que en la práctica hay que derrumbar para instalar el otro poder, el de la “dignidad rebelde”, que no puede ser sino el de otro gobierno, el de los indígenas, junto a los demás sectores explotados y oprimidos de la “sociedad civil” que se sientan llamados a participar en esa transformación de México. La contradicción de una retórica anarquizante superada por la realidad política de la lucha por “el fortalecimeinto del otro poder de abajo y de la izquierda anticapitalista” se resolverá en el mismo proceso por el que se han lanzado los neozapatistas impulsados por la crisis.

Comienza un proceso inaudito en el que vuelve a irradiar la alternativa del EZLN que en 1994 casi incendió a México pero que fue neutralizada por un poder burgués hábil y experimentado, ayudado fundamentalmente por una izquierda sistémica estalinista y una corriente reformista burguesa encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas (en la que desde un inicio se incluyó López Obrador) fundadora y dirigente central del PRD, ambos factores que garantizaron el control popular y evitaron el desbordamiento que parecía venir en ese año crítico de 1994.

Perspectivas

Esa constante histórica nacional que desde el siglo XIX y en especial desde la Revolución de 1910 ha definido en gran medida el proceso revolucionario de la lucha de clases, surge de nuevo en estos días críticos. El CNI y el EZLN convocan a los campesinos a erguirse como opositores radicales del establishment. El EZLN, reivindicando el zapatismo de nuevo parece destinado a contribuir decididamente a la tarea histórica postergada prácticamente durante todo el siglo XX, del surgimiento de la alternativa política independiente de los trabajadores y del pueblo de México. La convocatoria del EZLN apunta a perspectivas inauditas en el panorama electoral, de hecho político en general del país.

Ya se demostró eso en 1994. Desafortunadamente después de ese año crítico la deriva política con rasgos de sectarismo del EZLN lo aisló de los procesos de los movimientos sociales y sus proyectos de vincularse con los sectores de izquierda independiente y socialista, como la fundación y disolución del FZLN y después la experiencia abortada de la convocatoria de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en el proceso de las elecciones presidenciales del 2006, arrinconaron al EZLN en la región chiapaneca con sus bases campesinas en donde se dedicó a fundar municipios libres, “los caracoles”, experiencia campesina e indígena muy interesante pero insuficiente para una población trabajadora ya abrumadoramente concentrada en las grandes y medianas aglomeraciones urbanas que cambiaron radicalmente el panorama demográfico de México en los últimos cuarenta años.

Para la oposición burguesa más importante, la representada por Morena y en especial para su caudillo AMLO, este hecho viene a moverle todas las piezas. De inmediato han surgido también en estos días las polémicas en favor y en contra de la candidatura propuesta. El cargo fundamental que ya se oye crudamente es el del supuesto papel “divisionista” de la izquierda. No sólo eso, el 15 de octubre AMLO en una serie de diversas declaraciones a los medios, primeramente consideró y avaló como “un derecho” del EZLN lanzarse con su candidatura a la palestra electoral, pero inmediatamente se contradecía agregando en otras declaraciones las acusaciones que se hicieron a las posiciones del EZLN en los procesos electorales tanto en 2006 como en 2012. Según AMLO y muchos de sus seguidores se trata de “una maniobra para hacerle el juego al gobierno, porque no han querido en esas dos ocasiones que haya una transformación, un cambio de régimen”. Va tan lejos AMLO que ha acusado “al EZLN y la Iglesia progresista [Javier Sicilia y aliados] de haber ayudado indirectamente al fraude de Calderón”.

Reconociendo que el abstencionismo fundamentalista electoral puesto en práctica por el EZLN en esos años fue muy crudo y careció de explicaciones programáticas, lo cual provocó confusión en muchos de sus seguidores, la base política en que se basaba era intachable: el PRI (Partido Revolucionario Institucional), el PAN, el PRD y las demás pequeñas franquicias políticas no representan los intereses del pueblo explotado y oprimido de México. Pero los argumentos en los que se apoya la política y el programa de AMLO y su partido Morena no les dan ninguna autoridad para criticar al EZLN pues se trata de un programa arcaico, del más puro corte liberal decimonónico que se abstrae por completo de los portentosos hechos que han determinado la evolución del capitalismo nacional e internacionalmente durante todo el siglo XX. Se concentra en la impugnación de la corrupción gubernamental, pero no toca ni de casualidad las prácticas no sólo de corrupción sino de gigantesco saqueo y explotación del capital nacional e imperialista que los hacen los principales responsables de la situación desastrosa en la que se encuentra la economía de México. Para AMLO no existe la lucha antiimperialista, no hay en sus constantes y casi cotidianas arengas la menor mención del papel internacional de México, del escenario de crisis que determina la situación de América Latina y el mundo entero y su interpretación de cómo afecta todo esto a México.

Además, el curso ultra moderado y conciliador expresado durante los tres años pasados una y otra vez por ALMO en sus discursos, convocando a Peña Nieto a unirse con él para “garantizar la estabilidad en el año electoral de 2018”, prometiendo, si triunfa, el perdón a la actual mafia en el poder culpable de crímenes de estado como el de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y de tantas otras tropelías que inculpados en un juicio imparcial serían sentenciados a muchos años de cárcel. No, AMLO no representa ninguna posición clasista, de auténtica izquierda independiente y revolucionaria.

El giro del EZLN que recién se anuncia seguramente tendrá repercusiones importantes en su quehacer y estrategia políticas. Para empezar una campaña presidencial como la que se vislumbra tendrá necesidad de buscar alianzas. El accionar del EZLN y del CNI será más político, validando la suma de fuerzas, sin el autoritarismo típico de los métodos militares. Una campaña política no es una campaña militar. El propio histórico subcomandante Galeano (antes Marcos) experimentará, si se convierte en impulsor directo de la campaña de su candidata en las calles de México, un cambio. Ya no sólo ordenara sino deberá convencer. El autoritarismo militar, con nefastas consecuencias en el quehacer político del EZLN, de sus líderes principales, no podrá ser el método de conducción de una campaña electoral inaudita como la que se perfila tendrá lugar con este giro en los campos y ciudades de México..

El mundo del trabajo podrá y deberá ser convocado. Aquí el papel de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación será crucial para darle a la posible campaña de la candidata indígena, campesina y revolucionaria el debido apoyo clasista para que los “caracoles” chiapanecos salgan del aislamiento y fructifique en los sindicatos y organizaciones obreras las experiencias emancipadoras de vanguardia de los pueblos indígenas de Chiapas.

Esto apenas empieza, faltan muchos cabos por atar, muchas explicaciones que dar, pero el mero giro político anunciado en ese congreso de hace unos días ya representa un hecho que es un verdadero hito, un auténtico temblor de la lucha política popular en México. 

Manuel Aguilar Mora, Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS)


¿Y si López Obrador declinara a favor del EZLN?



En vísperas de las elecciones federales de 2006 el EZLN convocó, en su Sexta Declaración de la Selva Lacandona, a “una campaña nacional”. Pero no cualquier campaña sino una “muy otra porque no es electoral.” Pertenezco a esa franja de activistas que participó en La Otra Campaña que lanzó el EZLN en 2006. Estuve en la Selva Lacandona en diciembre de 2005, en una de esas reuniones preparativas donde llegaban activistas de todo el país.
Aunque desde nuestra perspectiva (trotskista) polemizamos dentro de La Otra porque esta carecía de una postura clara para el día de las elecciones –¿por quién votar? ¿por quién no? ¿anular el voto?– también, y principalmente, celebrábamos que la campaña tuviera una clara orientación anti-capitalista. Teniendo que tomar partido en el proceso electoral, estábamos del lado de La Otra. (No así mucha gente de La Otra, que se auto-denominaban “bígamos”, y que en el día de la elección votaría por el PRD de López Obrador.)

Como recién egresado del IPN –terminé mis estudios ahí en diciembre de 2005– participé en las reuniones universitarias de La Otra en la ciudad de México, donde organizamos mítines en el Poli, la UAM y la UNAM con el subcomandante Marcos. Fue mi última intervención como activista estudiantil. Justo estábamos celebrando que esos actos habían sido un éxito, cuando en un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco –sí, la misma del 2 de octubre de 1968– El Sub anunció que en esos instantes estaban reprimiendo al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco, adherentes de La Sexta. Ese sería el final de La Otra…

Muchos de los presentes en Tlatelolco nos lanzamos como pudimos a Atenco, bajo la idea de que el gobierno no se atrevería a reprimir si se encontraba con mucha gente. En fin, fui con mis compañeros del POS. Cuando ya era más o menos la 1 de la mañana, valoramos que la Policía Federal Preventiva (PFP) no iba a entrar a Atenco y que seríamos más útiles si nos regresábamos al DF para apoyar desde temprano en acciones de protesta por la represión al FPDT. Alguno de nosotros conversó con la esposa de Ignacio del Valle, principal figura del FPDT, para compartirle nuestra lectura de la situación. Ella tampoco creía que los pefepos fueran a entrar, y le gustó la idea de que nos fuéramos a hacer mitote en el DF.

Recuerdo los helicópteros sobrevolando Atenco –cuando dejaron de hacerlo, fue cuando valoramos irnos, sin saber que sólo estaban ya en los preparativos de la toma de Atenco unas horas después. Recuerdo las fogatas y bloqueos en plena carretera. Era un ambiente tenso, también solidario. Nos fuimos. Cuando al despertar revisé mi celular, que puse en silencio, vi los mensajes que ya circulaban: la PFP sí había entrado a Atenco. Y lo hizo poco después de que yo y mis camaradas nos fuimos de ahí. Tuvimos suerte. Mucha suerte.

Pues bien, el EZLN volverá a hacerse presente en unas elecciones federales. Esta vez, parece, de modo muy distinto de aquella campaña “muy otra porque no es electoral.” El actual comunicado conjunto del EZLN y el CNI, a diferencia de la Sexta Declaración, sí hace un planteamiento electoral:

“[N]os declaramos en asamblea permanente […] para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país.”

Mujer indígena. En efecto, ellas son quienes se llevan la peor parte de la vida –más bien, pseudo-vida– bajo el capitalismo mexicano. Los estudiosos del tema han insistido en que la pobreza tiene el rostro de ellas. El carácter anti-capitalista se mantiene después de 10 años: la actual iniciativa es justificada como parte de su decisión de “seguir vivos construyendo la esperanza de un futuro posible únicamente sobre las ruinas del capitalismo.” Todo el comunicado enlista ataques contra los pueblos indígenas del país por parte de la anti-santísima trinidad: neoliberalismo, estado corrupto y narcotráfico.

La del 2006, fue una campaña post-moderna. Había un título de libro que sintetizaba las ideas del momento: “Cambiar el mundo sin tomar el poder” de John Holloway. Diez años después, ese libro cayó en el olvido. El alejamiento zapatista del post-modernismo es claro; pero sus resquicios post-modernos también lo son. Así, aunque hoy el EZLN/CNI insisten en que “nuestra lucha no es por el poder”… al fin y al cabo lanzarán una candidata a una contienda donde se disputará el poder. Esta tensión marcará esta campaña.

Por otro lado, si bien la actual declaración del EZLN/CNI es una dura crítica del capitalismo mexicano, queda un pendiente: la articulación de una alternativa a él. En este sentido, la tradición socialista –la de Stalin no, por supuesto– puede aportar mucho, siempre y cuando supere dogmatismos y no busque, como siempre, encasillar la cuestión indígena dentro de una u otra clase social. Dicho esto, sí será urgente tender un puente entre el indigenismo anti-capitalista y todos aquellos que, sin ser indígenas, también son lastimados por el capitalismo: por ejemplo, los trabajadores de las ciudades.

Lo más importante, sin embargo, es que el EZLN ha evolucionado mucho desde 1994 cuando, en la lógica del frente popular estalinista, diera su apoyo crítico a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas. Hoy, además de superar las ambigüedades post-modernas de 2006, lanzará al ruedo electoral una voz anti-capitalista. López Obrador, por supuesto, chillará.

Señalemos, por lo pronto, que esa leyenda según la cual López Obrador perdió en 2006 gracias al no-apoyo del EZLN, es simplemente una jalada. López Obrador, a inicios de ese año, lideraba las encuestas por una amplio margen sobre Felipe Calderón del PAN. Pero el Peje se dedicó a dilapidar su ventaja, dormido en sus laureles –su lema de campaña, “Ya Ganamos”, era una síntesis no sólo de su arrogancia, sino de su miopía. Atribuir a La Otra los efectos de los propios errores es, simplemente, una holgazanería intelectual además de una canallada. No nos sorprendamos. Ahora vendrá un ataque similar desde Morena porque el EZLN le “está haciendo el juego” a la mafia en el poder. López Obrador tiene la solución en sus manos: que decline a favor del EZLN, el cual, sin duda, tiene más trayectoria de lucha que él.

El fin del sexenio ya está a la vuelta de la esquina. Felizmente, una candidatura anti-capitalista también.



* Columna publicada el 17/oct/2016, bajo el título “El regreso del EZLN”, en 30-30 y El Barrio.