jueves, 16 de junio de 2016

El voto de castigo y las pesadillas de la alternancia



Al igual que en el 2012, cuando el dinosaurio regresó a Los Pinos, en el Veracruz del 2016 nadie salió a festejar el triunfo de la 'oposición'. Los rostros no denotaban alegría sino preocupación o de plano franco temor ante el 'triunfo' del impresentable Miguel Yunes. Nada de concentraciones en la plaza Lerdo o carnavales improvisados en el malecón porteño celebrando la derrota del odiado gobernador, que no del régimen, pues éste último sigue en pie tan campante. Como en el dominó, el PRI pasa pero domina.
Nadie se pregunta cual fue la razón del triunfo panista pues se supone que está claro: el hartazgo de los veracruzanos a los sistemáticos agravios del gobernador. Pero entonces ¿por qué nadie festeja? ¿Será acaso porque no fue un triunfo sino una sonada derrota de la sociedad veracruzana? Y es que, si bien la venganza se consumó con el voto de castigo, el que ganó es por mucho el peor de todos. Peor incluso que el sujeto objeto de la venganza pues Javier Duarte es, al lado de Yunes el malo, un simple aficionado, un aprendiz de dictador fuera de contexto que intentó emular hasta en el gesto a Francisco Franco con trágicas consecuencias; y no me refiero a derrota política sino a las desapariciones y asesinatos que caracterizaron su gestión y quedarán como su legado en la historia de Veracruz y de México.
La lección es dura pero indispensable. Un votante como el veracruzano, que sólo hasta hoy se atrevió a votar en contra del PRI, aprenderá a partir del 5 de junio que el voto de castigo es bueno para destruir pero no para construir, para cobrar afrentas pero no para generar una nueva coyuntura favorable para salir del agujero en el que está. La desesperación y la venganza no son los mejores consejeros a la hora de votar pues la satisfacción obtenida es flor de un día. Y acto seguido volverá la angustia y el miedo a sentar sus reales, a recordarnos que cambiar el mundo no es tarea de un día, de un acto, de un voto. Pero eso se aprende en la práctica y no en la escuela o en las discusiones en el café.
El voto de castigo así como la alternancia no garantizan nada, ni siquiera la satisfacción de la misión cumplida. Es por eso que nadie esta saltando de gusto por la salida del PRI o por su regreso, según sea el cristal con que se mire la cuestión. De repente el peso de la realidad, aligerado brevemente por la comisión de la venganza, regresa para aplastarnos y, lamentablemente, hacernos creer que no es posible cambiar. Y es aquí donde aparecen las pesadillas de la alternancia resultan evidentes: el cambio de siglas en el gobierno solo servirá para que nada cambie, para que todo siga igual... o peor.
Las pesadillas servirán al poder pues no sólo mantendrán el clima de terror en el imaginario colectivo sino además se fortalecerá la idea de que no hay nada que hacer para cambiar el mundo en el que vivimos. Y conste que no se trata de repetir la idea de que las elecciones no sirven para nada pues baste recordar los triunfos electorales de Hugo Chávez o Evo Morales los cuales, y a pesar de sus limitaciones, han logrado interiorizar en la mente de los que votaron por ellos la idea de que el cambio es posible y que la resignación y la pasividad solo le sirve a los poderosos.
El caso oaxaqueño podría ponerse como ejemplo de las pesadillas de la alternancia y los límites del voto de castigo. El triunfo de Gabino Cué hace ya casi seis años generó optimismo entre buena parte de la población pero el engaño duró poco. La traición a los votantes que le dieron la victoria -sobre todo gracias a la intensa actividad de la comuna de Oaxaca encabezada por la APPO- no se hizo esperar, la grado de que el regreso del dinosaurio es hoy una realidad aunque algunos con razón señalan que el dinosaurio nunca se fue, sólo cambió de color, como los camaleones. Sin duda que el regreso de los Murat merece un análisis aparte pero a primera vista todo parece indicar que las peores pesadillas de la alternancia se hicieron realidad... seis años después.
Así las cosas, si bien el voto de castigo representa las aspiraciones legítimas de los votantes no sirve mucho para construir nuevos caminos, sobre todo si no genera organización y autonomía de la población para mejorar sus condiciones de vida. Y la alternancia parece servir mas para ocultar que el régimen sigue vigente que para modificar las correlaciones de fuerza entre el capital y el trabajo. Sin embargo, de las derrotas se aprende muchas veces mas que de las victorias. Y esta derrota de las aspiraciones de la mayoría de la población -porque el triunfo del PAN en Veracruz no puede ser visto de otra manera- servirá para que la gente comprenda que el dinosaurio no es invencible pero también para saber que las elecciones son sólo un componente más de la participación política que por si sólo difícilmente puede cambiar la realidad. Hay que agregarle la lucha en el resto del espectro político y social, en el día a día, en la escuela, el trabajo, el hogar. Es duro comprenderlo pero a veces ganando se pierde y sobre todo: a veces perdiendo se gana. 

lunes, 6 de junio de 2016

Noam Chomsky: Lo sucedido en Brasil es un golpe de Estado blando



06 de Junio.- Noam Chomsky, uno de los intelectuales de izquierda más reconocidos de Estados Unidos, señaló que lo ocurrido en Brasil se trata de un golpe de Estado blando, luego de que la presidenta Dilma Rousseff fuera removida de su cargo.

"Es justo considerar lo sucedido en Brasil como un golpe de Estado blando, sin duda bienvenido en Washington y, presumiblemente, con el apoyo de Estados Unidos", dijo el intelectual en entrevista concedida a Página 12.

"Sin lugar a dudas ha habido muchos delitos cometidos por las élites políticas y económicas, en todo el espectro. Y por consiguiente quienes los cometieron deben ser castigados. Dilma es una de las pocas líderes políticas que está aparentemente exenta de la acusación de actuar en beneficio propio. Los cargos en su contra son muy limitados, y no ameritan un juicio político, seguramente no a manos de una banda de ladrones, tal como ha observado incluso la prensa internacional", agregó Chomsky.

El 12 de mayo pasado, Michel Temer pasó a ser el presidente interino de Brasil luego que la mandataria Rousseff, elegida con 54 millones de votos, fuera separada de su cargo por un máximo de seis meses para enfrentar un juicio político, por supuesta tergiversación de cifras durante 2014 y 2015.

La acusación central de la oposición para justificar un juicio político contra Rousseff es la supuesta violación de normas fiscales. Sin embargo, no se han presentado pruebas.

En medio de esto, Temer lleva adelante una agenda neoliberal que se aleja del plan de Gobierno de Rousseff. Entre sus medidas económicas está revisar el sistema de pensiones y reducir la inversión pública, priorizados durante el mandato de la presidenta Rousseff.

Ser Morena en tiempos de fraude



Las elecciones de este domingo 5 de junio fueron las más sucias que ha tenido México desde hace mucho tiempo. Se desplegó una estrategia general en todo el país para defraudar la voluntad popular y cerrar el paso al partido Morena. Frente al miedo de que el movimiento de Andrés Manuel López Obrador utilizara sus victorias locales para apuntalar su candidatura presidencial hacia 2018, el sistema no escatimó esfuerzo alguno para manipular los resultados electorales.

La Procuradura General de la República, Arely Gómez, ha declarado que la jornada electoral de ayer transcurrió con normalidad y los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) minimizan los pocos incidentes aislados que tuvieron lugar. El chiste se cuenta solo.

Quienes formamos parte del observatorio ciudadano #NiUnFraudeMás recibimos una verdadera avalancha de denuncias ciudadanas. Nos consta que hubo un operativo masivo de compra, coacción y acarreo del voto en todo el país. Decenas, quizás cientos, de miles de votos se vendían desde 50 hasta mil pesos cada uno.

En la Ciudad de México, miles de taxis y microbuses, regulares e irregulares, se movilizaron para participar en la actividad delincuencial de llevar y traer votantes a las casillas al servicio del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En todo el país, se pedía a los votantes que enviaran fotos digitales de sus votos tomados con el celular para poder cobrar su recompensa. También hubo múltiples denuncias de boletas electorales apócrifas, perdidas y robadas.

Recordemos que el artículo 7 de la Ley General en Materia de Delitos Electorales castiga con hasta tres años de cárcel a quien organice la reunión o el transporte de votantes el día de la jornada electoral, con la finalidad de influir en el sentido del voto. También impone la misma sanción a quien solicite votos por paga, promesa de dinero u otra contraprestación o solicite u ordene evidencia del sentido de su voto.

Ayer quedó claro que PRI, PAN y PRD se han convertido en unos grupos más del crimen organizado. En lugar de convencer a los ciudadanos por medio de propuestas, la principal función de estos partidos caducos es organizar la comisión de delitos el día de las elecciones.

La situación se torna aún más preocupante cuando uno se pregunta con respecto al origen de la ingente cantidad de dinero gastado para comprar tantos votos. Una parte evidentemente viene directamente de las arcas gubernamentales, tal y como ha sido revelado por los reportajes en la prensa nacional sobre la distribución de tinacos y otros bienes por funcionarios gubernamentales. Pero la otra parte, sin duda, vendría tanto de la corrupción personal de los servidores públicos como directamente del narcotráfico, tal y como la ha documentado Carmen Aristegui en sus investigaciones sobre las tarjetas Monex.

Ello explica la agresiva respuesta de los operadores partidistas cuando son sorprendidos cometiendo delitos. Ayer varios periodistas, activistas y políticos de oposición fueron brutalmente golpeados y agredidos por operadores del PRI y el PRD. Frente a la caída estrepitosa de la legitimidad y la credibilidad de la clase política, el narcogobierno se aferra al poder por medio de la violencia más brutal.

También se desplegó una campaña ilegal de calumnias y guerra sucia contra el partido Morena. En Veracruz se enviaron miles de mensajes y grabaciones a celulares particulares con el fin de generar miedo entre los votantes con respecto a posible violencia el día de la elección. En la Ciudad de México, hubo constantes llamadas apócrifas supuestamente de parte de López Obrador a altas horas de la noche. Asimismo, las calles amanecieron el domingo tapizadas con mantas, folletos y calcomanías llenos de calumnias contra Morena. Recordemos que el hacker colombiano Andrés Supúlveda recientemente confesó su participación en este tipo de prácticas en México de parte del PRI en las elecciones de 2012.

Sin embargo, a pesar de la sistemática violación de la ley y la comisión generalizada de delitos electorales en todo el país, ayer cientos de miles de ciudadanos pusieron la frente en alto y enviaron un contundente mensaje de Ya basta al PRIANRD y la mafia del poder.

A diferencia del año pasado, ya no hubo llamados ni al boicot electoral ni a la anulación del voto. La situación tan extrema en que se encuentra el país ha acercado las posiciones de los diversos actores sociales y políticos que buscan lograr un cambio en el país. Cada día queda más claro que no existe contradicción alguna entre la lucha en las calles y la lucha en las casillas. Por ejemplo, la alianza histórica entre los maestros de la CNTE y Morena rompe con cuatro lustros de sectarismos y oportunismos que han obstaculizado el avance político del país.

El nuevo partido ciudadano hoy se coloca en una impresionante curva de crecimiento que lo convierte en el instituto político con mayores probabilidades de ganar la Presidencia de la República en 2018. A partir de hoy, todas las baterías del Estado, la clase política, los medios de comunicación, la oligarquía nacional y el capital financiero internacional se dirigirán con toda saña contra López Obrador.

La buena noticia es que los ciudadanos tenemos apenas suficiente tiempo, dos años, para organizarnos a lo largo y ancho del país para construir una sólida red de defensa de la soberanía popular y para promoción de un voto digno y de protesta en 2018.

johnackerman.blogspot.com

Twitter: @JohnMAckerman

En la Ciudad de México ganó Morena y el abstencionismo



Gana Morena con casi 80 mil votos más que el PRD. Sólo votó el 28.3% del padrón electoral y ningún candidato independiente tendría un sitio en la Asamblea Constituyente.
CDMX.- La elección de la Asamblea Constituyente en la Ciudad de México tiene hasta el momento algunos ganadores claros y, al menos, dos perdedores. Gana Morena pues, con casi el 100% de las actas computadas, obtiene 630 mil votos,  80 mil más que el segundo lugar, el PRD, que gana 550 mil.

Gana también el abstencionismo, pues acudió a las urnas el 28.3% del padrón capitalino.

Los perdedores son el Partido de la Revolución Democrática, cuyo bastión histórico siempre fue la Ciudad de México y que en las últimas elecciones ha perdido terreno frente a la fuerza política que lidera Andrés Manuel López Obrador, y también los candidatos independientes.

El PRD tiene 545 mil votos de los votos, con lo cual se asegura obtener representación en la Asamblea Constituyente, pero menor al que tendrá Morena. El PAN obtiene 197 mil votos y el PRI 149 mil.

La sorpresa es que el partido Encuentro Social obtiene el cuarto lugar con 69,642 votos, por encima del Partido Verde, Nueva Alianza, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano.

Los candidatos independientes tampoco tuvieron un gran día:  lograron el 8.3% del total de los votos, un número similar al 7.9% de votos anulados y muy lejano al de 83.7% de los partidos políticos. Hasta el momento ningún candidato tendría un sitio en la Asamblea.

El candidato con más sufragios es Ismael Figueroa Flores, líder del sindicato de bomberos de la CDMX y segundo inspector del Heroico Cuerpo de Bomberos, con 21 mil votos. Flores obtuvo las 18 mil 760 firmas necesarias para ser candidato independiente en sólo cinco días y bajo acusaciones de coerciones a los miembros de su sindicato.

¿Cuántos diputados tendrá cada partido?

La Asamblea Constituyente tendrá 100 legisladores y 40 de ellos ya fueron nombrados por diversas fuerzas políticas como el Senado, la Cámara de Diputados, el jefe de Gobierno y el Presidente. Los otros 60 sitios se repartirán entre los candidatos que están en las listas que los partidos presentaron a esta votación.

Primero se sabrán cuántos candidatos independientes podrán participar en esta Asamblea al dividir la votación total emitida entre los 60 lugares. El candidato independiente  que obtenga una cantidad de votos igual o mayor al resultado de la división, podrá participar. Con los números actuales, ningún candidato independiente obtendría un sitio.

Posteriormente se sabrá el número de legisladores que tendrá cada partido: para ello se restará del total de votos los que se emitieron por candidatos independientes y, dado el caso, los sitios que estos ya hayan ganado. Después se dividirá ese número de votos entre los lugares restantes, y se obtendrá la cantidad de sufragios necesaria para tener un lugar en el Constituyente.

Hay que recordar que los partidos presentaron una lista de candidatos similar a las que se entregan para obtener legisladores plurinominales.

La instalación de la Asamblea constituyente será el 15 de septiembre este año y deberá aprobar la constitución a más tardar el 31 de enero del próximo año.

El presidente nacional del PRI reconoció que su partido sólo ganó en 5 entidades



El dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, aseguró que su partido debe “reflexionar y cambiar”, tras los resultados de las elecciones del 5 de junio, donde el tricolor obtuvo menos triunfos de los esperados.

En entrevista con Denise Maerker en Radio Fórmula, apuntó que el PRI tenía 9 gobiernos, “nos hubiera gustado conservarlos”; el domingo sólo ratificó 3 (Hidalgo, Zacatecas y Tlaxcala), además de que recuperó Oaxaca y Sinaloa. 

“En las elecciones toca ganar y toca perder, nos tocó en 2009, en 2012, en 2015, y ahora nos toca un momento en el cual tenemos que reflexionar qué es lo que está sucediendo en cada uno de esos espacios (donde se perdió)”, expuso.

“Las reflexiones nos indicarán qué es lo que sucedió”, agregó.

Señaló que se deben revisar a los gobiernos salientes donde perdió el PRI, además de que “estamos pensado en que se necesita un relanzamiento de nuestro posicionamiento como partido político”.

“Somos promotores de grandes reformas que están transformando este país y que están dando resultados, en las que hemos invertido mucho de nuestro capital político… se tienen que empezar a notar con mayor contundencia (los resultados)”, consideró.

Sobre los gobernadores acusados de corrupción, dijo que en su partido harán “caso” y abordarán las “famas públicas en algunas entidades”.

Beltrones aceptó que este lunes tiene “un mal sabor de boca… porque creo que podíamos haber conseguido un mejor resultados”.




Crisis multifacética y vías de acción popular



Quien revise la historia de nuestro país en los últimos 35 años podrá percatarse sin dificultad de lo que ha sido en él la acumulación de capital bajo la batuta de los ideólogos y practicantes del neoliberalismo. Desde el “tendremos que aprender a administrar la riqueza” de José López Portillo —lo que él, según toda evidencia, no pudo aprender, aunque sí a saquearla—, no ha habido gobierno que no ofrezca mejores tiempos, de bienestar y prosperidad para los mexicanos. La brutal crisis de 1982 puso fin en corto tiempo a las expectativas del boom petrolero de 1977. La opaca renovación moral de la sociedad de Miguel de la Madrid apenas si tocó a dos de los ex funcionarios del gobierno anterior, pero dejó intacta la estructura de la corrupción; y el adelgazamiento del Estado (antes obeso, ahora sólo rector) y el inicio de la apertura comercial no relanzaron la economía.

El sexenio salinista continuó con la apertura, en mayor escala aún, con la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, y la privatización no sólo de empresas manufactureras sino de gran parte de la infraestructura básica del país: teléfonos, sector siderúrgico, la banca nacionalizada en 1982, la petroquímica llamada secundaria (clasificación que sólo entonces se introdujo), la televisora estatal Imevisión (hoy TV Azteca), Fertimex, los ingenios azucareros, entre otras cosas. Otorgó también autonomía al Banco de México. Todo ello tenía el propósito de estimular la inversión y atraer capitales. El enganchamiento comercial con los Estados Unidos inició la demolición de la industria manufacturera y de la agricultura de subsistencia, que persisten hasta el día de hoy. Y no bien dejó Salinas a presidencia, estalló la crisis de diciembre de 1994 con su caída de -6.9 por ciento en el PIB y que dejó una deuda pública nueva de más de 30 mil millones de dólares.

Ernesto Zedillo (“Él sabe cómo hacerlo” y “Bienestar para tu familia”) continuó con las privatizaciones en lo poco que quedaba del patrimonio público: telecomunicaciones, ferrocarriles, aeropuertos, carreteras y líneas aéreas. Pero además, se dio una rápida extranjerización de la banca, controlada hoy por consorcios españoles, estadounidenses, canadienses e ingleses. La crisis financiera de 1994 justificó, además, un mayor endeudamiento exterior, el empeño de la producción petrolera como garantía y el Fobaproa-IPAB como deuda interna.

Vicente Fox y Felipe Calderón no pudieron hacer más reformas de gran calado —llamadas desde entonces estructurales— que alcanzaran el sector energético, por ejemplo, porque no contaban con la mayoría de legisladores en el Congreso, y aquéllas fueron bloqueadas por la bancada priista. Pero en ambos gobiernos el crecimiento del PIB promedió apenas un 2.1 o 2.2 por ciento. La novedad con el segundo fue la militarización del país y la escalada de la violencia bajo la guerra al narcotráfico que mantienen enlutada a gran parte de la sociedad.

Por fin, con Enrique Peña Nieto, llegó una nueva oleada de reformas, las estructurales, pactadas con el PAN y el PRD: financiera, fiscal, de telecomunicaciones, educativa y, la regia corona: la energética, para abrir el petróleo y la electricidad a la inversión privada extranjera y nacional. Nuevamente, se reiteró el discurso de la prosperidad y el despegue económico del país, en un marco de unidad política y concordia. Hasta hoy, el crecimiento registrado en el PIB es de 1.44 por ciento en 2013; 2.1 en 2014; y 2.5 en 2015. Pero la corrupción cuesta al país hasta el 10 por ciento del producto, según datos de Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE); y el impacto de la violencia en la economía nacional implica un 13 % del PIB (El Economista, 8 de abril de 2016). Por añadidura, Esta misma semana el Instituto para el Desarrollo Gerencial, con sede en Suiza, publicó su Anuario de Competitividad Mundial 2016 en el que informa que México descendió del lugar 39 al 45. Aun así, se continúa anunciando que nuestro país es uno de los mejores para la inversión.

Lo que ocurre es que, con alrededor del 60 por ciento de la población económicamente activa en la informalidad, nuestro país ya ofrece la mano de obra más barata de entre las economías de la OCDE y una de las más baratas del planeta, codeándose con Honduras, Haití y países del África subsahariana, pero con mucho mejor infraestructura que esas naciones y en vecindad con el mercado estadounidense, el aún mayor en el mundo. La desigualdad social se ha acentuado, en consecuencia, y la sociedad se ha polarizado más entre ricos y pobres, estos últimos alrededor de 53 millones. Mas por índices de corrupción, inseguridad y violencia, ineficacia de la justicia, violaciones a derechos humanos y otros, las calificadoras internacionales y la CEPAL han reprobado el desempeño de la economía nacional y las inversiones se alejan. El empleo crece levemente; pero con trabajos de menor calidad, remuneración y rendimiento. Ello no obsta para que sus administradores, los dirigentes y altos funcionarios del BdeM, la SHCP, la Secretaría de Economía, y otros, se embolsen mensualmente ingresos de seis dígitos, al igual que los legisladores federales, ministros de la Corte, gobernadores y varios más.

Esos funcionarios son, empero, los que se obstinan en mantener sin cambio la actual

orientación en el proceso de acumulación. Son los mismos que salen reprobados en seguridad (SG, PGR, Sedena, Marina Armada, etc.: 70 mil muertos, 28 mil desaparecidos, casi todos con impunidad); los que han llevado al deterioro la educación y el sistema de salud pública; los que han convertido al país en el paraíso de la impunidad y de las violaciones a derechos humanos, según la ONU, Human Rights Watch, Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

En realidad, el país se encuentra en vilo: fracaso tras fracaso que lo hacen probablemente uno de los más riesgosos y difíciles de habitar para la gran mayoría de la población. 12 millones de emigrados a los Estados Unidos dan cuenta de ello. La plutocracia financiera y sus encargados en los despachos de gobierno se han encargado de llevarlo a esa situación en los últimos treinta y cinco años, agudizando las contradicciones económicas y sociales como pocas veces en la historia; quizás como sólo en la etapa final del colonialismo español y durante el porfiriato.

¿A quién puede extrañar, así, que la movilización social empiece a extenderse por las calles y carreteras del país? El detonador, como es evidente, ha sido la impuesta y agresiva contrarreforma laboral magisterial, bautizada como reforma educativa. Una hechura, sin duda, de la OCDE y de la dictadura empresarial a través de grupos como Mexicanos Primero, donde confluyen Televisa, Kimberly Clark y otros consorcios monopólicos. La tenaz resistencia de los maestros ha empezado, poco a poco y después de tres años, a movilizar tras de sí a otros sectores: padres de familia, sindicatos, universitarios, intelectuales. Y ya no es sólo en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán y la ciudad de México. También núcleos muy activos en Veracruz, Morelos, Sinaloa, Zacatecas, Jalisco, Durango, Chihuahua y hasta Yucatán, más los que se van sumando casi día a día.

Hasta ahora, el movimiento magisterial contra la reforma ha logrado que se suspenda el proceso de evaluación de manera indefinida. Por temor, acaso, a que la movilización magisterial se reactive durante la inminente jornada electoral en doce estados. Pero la reforma pseudoeducativa de Peña y su alfil Nuño estuvo siempre condenada por elaborarse y aplicarse a espaldas del amplio sector magisterial; ahora está en vías de ser derrotada. Su único recurso es el uso de la fuerza —que fracasó ya en Chiapas, donde la policía retrocedió ante el avance magisterial— con desalojos, detenciones procesos, gases, macanas, tanquetas y otros recursos pedagógicos semejantes. Pero está visto que los profesores han perdido el miedo y que la represión los unifica en vez de desanimarlos.

La novedad es también que los maestros de la CNTE en Oaxaca, Veracruz, Durango han decidido llamar a votar en sus respectivas elecciones por los candidatos del Morena, fortaleciendo las expectativas de triunfo del partido de López Obrador en alcaldías, diputaciones y algunos gobiernos estatales.

¿De qué se trata? De un viraje, táctico pero quizá determinante: la confluencia entre movimiento social y movimiento electoral, que en muchas ocasiones, tal vez las más, han marchado por vías y con estrategias divergentes. Ante la evidente crisis no sólo económica y política sino también moral del régimen, es necesario acelerar su caída para abrir una etapa de resurgimiento social. No es sólo ya la resistencia, que por sí misma empieza a rendir frutos, sino de iniciar la construcción de proyectos integrales, políticos, sociales y económicos. La acción popular necesita desplegarse en la movilización callejera, así como en la actividad informativa; pero también en la lucha electoral que abra el camino a una renovación política. El momento y la supervivencia del país así lo exigen.

Eduardo Nava Hernández. Politólogo – UMSNH

Fuente: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc5415

"Votaré por quien en campaña electoral me dio dinero, regalos, me prometió trabajo"


1. Las 24 horas del día lo medios de información tienen saturado a las 13 o 14 entidades -de las 32 del país- donde el próximo domingo 5 de junio se realizarán elecciones. Se señala que los resultados de esos comicios serán un indicador de las elecciones nacionales de 2018; sí van a ser un indicador, pero nada más en México donde el PRI ha ejercido una dictadura de partido desde 1929 y el PAN que ha gobernado 12 años siendo igual o peor que el PRI en corrupción, saqueo, asesinatos y como patio trasero de los EEUU. No se vislumbra en estas elecciones ni en las de 2018 cambios radicales importantes en el país porque la gran burguesía mexicana y el imperio siguen siendo muy fuertes; la izquierda y el movimiento social aún muy débil.

2. He aquí el texto de una entrevista callejera: “Me dedico a participar en campañas políticas de todos los partidos por lo menos durante tres meses en períodos electorales. Llevo muchos años entrenándome y reuniendo playeras, gorras, delantales, incluso carteles y credenciales, que llevo a los mítines para que los organizadores confirmen mi antigüedad. Conozco desde hace muchos años a decenas de hombres y mujeres que hacen lo mismo con todos los partidos, pero de manera principal con los tres que reparten dinero, tarjetas para mercancías, materiales de construcción y todo lo que puedan conseguir. No engañamos a nadie porque siempre estamos físicamente en los actos y algunas veces llevamos a los vecinos e hijos.

3. “El PRI es con mucho el que más dinero y regalos reparte; luego le sigue el PAN que más esconde lo que nos entrega en sus bodegas; pero el PRD, aunque da poco, es muy cumplidor con lo que promete a la gente que lo va a aplaudir. Estoy enterado que en muchos estados del país hay oficinas que se dedican a contratar con los partidos la cantidad de gente que necesitan. Desde estas oficinas salen transportes, autobuses que trasladan a la cantidad de gente contratada. Hay contratos de 500 personas, de 1000 o de 2000 mil personas con mantas, pancartas, gorras y camisetas. A cada persona se le dan trescientos pesos para estar en un acto político de tres horas y aplaudir. No es muy caro: 300 mil pesos más transporte.

4. “Muchas veces al terminar el mitin nos llevan a comer en algún lugar reservado; en otras ocasiones nos entregan una torta y un refresco que ingerimos en el autobús que es el lugar donde nos reparten el dinero. A nosotros no nos interesa ningún partido o el discurso de sus líderes, aunque muchas veces mediante señas nos indican que aplaudamos fuerte y gritemos (seña 1); que aplaudamos menos (seña dos) y que aplaudamos poco (seña 3). La realidad es que nos están pagando y tenemos que obedecer las señales. Así que la cantidad de gente en los mítines y el sonar de los aplausos dependen siempre de la cantidad de dinero que esté dispuesto a gastar el partido en su campaña.

5. “¿Que por qué partido vamos a votar? Para nosotros es igual porque todos los partidos son lo mismo; conocemos directamente a cada uno de ellos por su comportamiento de las campañas. ¿O piensa acaso que alguno es diferente cuando nosotros vemos que hacen exactamente lo mismo? Conocemos más a los del PRI y a los del PAN porque han estado en el gobierno, han salido en la televisión y nos dan muchas más cosas en nuestro domicilio: dos o tres sacos de cemento son unos 450 pesos, láminas de asbesto o de cartón, tinacos para agua, etcétera, que nos llevan hasta nuestras casas en la colonia, tiene que agradecerse. Si no votamos por ellos, como que estamos traicionando a quien mucho nos da.

6. “Por ello pienso que después de tanto recibir es obligado votar por quien más nos ha dado. Hay otros partidos que hablan mucho, lo hacen muy bonito, pero nada nos dan. Creo que si tuviésemos seguro un empleo y un salario regular podríamos pensar en otros partidos chicos; pero en nuestras condiciones de desempleo, miseria y desesperación tenemos que entregar nuestro voto por quien más pague por ello. La realidad es que en las elecciones no puede haber sorpresas porque ya se sabe –no tres meses antes- sino un año antes como se están moviendo las “pre-candidaturas” entre los grandes empresarios, los medios de información, los más altos funcionarios. Los electores votan por quien les dicen y les regalan más.

7. “No, las cosas no pueden cambiar en México. Yo he vivido 50 años y todo está igual. Cualquier partido es lo mismo: mueren los padres y siguen los hijos en el mismo partido y en los mismos cargos de gobierno. Yo he mirado algunas marchas de los profesores contra la Reforma Educativa del gobierno; también me he acercado a algunos mítines de López Obrador, pero me parecen luchas muy difíciles porque el pueblo está poco enterado, está mal informado y les tiene miedo a esos movimientos porque son radicales. La realidad es que parece que la gente manda, pero no es cierto. A la gente la mueven por donde quiere la clase poderosa y ni se da cuenta: cuando votan parece que les agarran su mano para votar por quienes la mantienen en la miseria y el hambre.


Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com