domingo, 30 de octubre de 2016

¿Por que no voto? ¿Por que votaría?


Yo estoy habilitado para votar en dos países, ya que ostento doble nacionalidad. Pero son décadas ya que no voto en ninguno de los dos. ¿Por qué no voto? La versión corta: votar en este sistema podrido de partidos políticos electoreros y politiqueros, no cambia las cosas de fondo que se tienen que cambiar. Pero ahora, sí, me siento con inspiración y ganas de votar. ¿Por qué? Por la osadía de la propuesta del Zapatismo y del Congreso Nacional Indígena (CNI), de lanzar una campaña muy otra (que no es lo mismo que una segunda Otra Campaña). 
Los partidos políticos electoreros, todos, son cómplices del Poder, del capital nacional e internacional, de los monopolios mediáticos, de la minería, del agronegocio, del narco adentro y fuera del mal gobierno, cómplices en un sistema de corrupción y robo organizado, ilegal y legalizada. En las palabras del subcomandante Moisés del EZLN, este 11 de octubre: “no habrá nada para nosotros de lo que queremos o de lo que necesitamos, en los partidos que ya hay, ni en los dizque nuevos que vendrán, porque son los mismos que se brincan de un partido a otro.” Aquí en México se han proliferado los partidos electoreros, PRI, PAN, PRD, PT, Verde, PANAL, MORENA, mientras que el país se pasa de muy, muy, muy mal, a mucho, mucho, mucho peor.

La lluvia de crítica y reprobación que ahora cae sobre el EZ y CNI, parece no estar muy bien informada por su real contenido. Valdría la pena un breve repaso.

No se propone la candidatura de una sola persona, se propone un consejo colectivo de gobierno. No se propone un hombre mestizo o blanco, se propone una mujer indígena. No se impone una propuesta, se la manda a consulta. No es una propuesta acabada, está sujeta a enmienda y a aportes colectivos. No se decide y ya, se declaran en asamblea permanente. El EZLN no va adelante, el CNI va adelante, y los Zapatistas detrás. No es un planteamiento electoral ni electorero, es un planteamiento de lucha. No es crear un partido político, es lanzar una candidatura independiente. La intención no es ir por el poder, es destruir el “Poder,” “para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen, y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción.”

No se espera que de los politiqueros viciados y corruptos, de la clase política, vendrá la salvación. Más bien se apela a la sabiduría colectiva de los pueblos: “para defender lo que somos; nuestro caminar y aprendizaje se han consolidado en el fortalecimiento de los espacios colectivos para tomar decisiones.” En el nivel más mínimo, sin contemplar posibilidades de voto, es un intento muy necesario de lograr un cambio de juego. A los pueblos nos están metiendo goles al granel, y ahora intentaremos un rompimiento colectivo para meterles un gol a ellos. Para romper el cerco mediático. Será una campaña que visita cada rincón del país donde hay resistencia, para dar voz a la propia gente que está en las primeras trincheras de la defensa de la dignidad y la Madre Tierra. Para dejar de vernos a nosotros mismos solo en el rol de víctimas, y para sacar la cabeza e ir a la ofensiva. Para meterle corriente a las bases, de sacarnos de la desmovilización de los puros lamentos, para energizar a las comunidades, a los barrios, a la juventud, en las asambleas de la consulta, en la eventual recolecta masiva de firmas para lograr la inscripción, en la campaña de puerta a puerta, desde abajo y a la izquierda.

No voto. Pero ahora sí, tengo ganas de votar.


Peter Rosset es investigador del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (CECCAM); co-coordinador de la Red de Investigación-Acción sobre la Tierra (LRAN).

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