martes, 27 de octubre de 2015

Notas políticas-críticas breves


1- Le llamaron “milagro mexicano” en el extranjero, al periodo segundo periodo de “desarrollo estabilizador” de los años 1957 a 1970 porque: a) hubo estabilidad de precios y un crecimiento de 4 por ciento; b) la agricultura siguió creciendo por arriba de la población, aunque se frenó en 1957; c) tendencia al aumento de exportaciones de manufacturados; e) mayor diferenciación de salarios y concentración del ingreso; f) Al inversión extranjera y oligopólica; g) Déficit en cuenta corriente y aumento de deuda externa. Fue el final del sexenio de Ruiz Cortines y los dos sexenios siguientes: el de López Mateos e el de Díaz Ordaz.

2- Dice Gerardo Bueno: Siendo un modelo adoptado por un buen número de países, puede afirmarse que México tuvo éxito: La tasa de crecimiento de su PBI entre 1950 y 1970 fue de las más altas (6.2 por ciento anual, promedio) de los últimos años y el tipo de cambio se mantuvo fijo desde 1954 hasta 1976. Se alabó mucho la economía mexicana, pero después de la matanza de estudiantes en 1968 y más protestas, el Gobierno de Echeverría (197076) crea el llamado “desarrollo compartido” porque la riqueza se había reconcentrado en unas cuantas manos y la población estaba descontenta porque la desigualdad había crecido. 

13. La represión al POLI, Maestros y FFCC de 1956-60

1- Paralelo a ese “milagro mexicano” que hizo más millonarios a los ricos, en 1956 se cerró el internado de Santo Tomás de los estudiantes del Politécnico con la acusación de que era un “nido de comunistas” y gente marginal que vivía en el internado con alumnos de origen pobre de todo el país. Se obligó a los gobernadores a abrir una Casa de estudiantes de cada estado. En esos años también estalló el descontento de maestros del DF othonista por problemas salariales y condiciones de trabajo. A los pocos meses se clausuró en internado de la Nacional de Maestros. El descontento crecía en medio del “milagro económico mexicano”

2- A partir de 1958 estalló el gran movimiento ferrocarrilero dirigido por Demetrio Vallejo que paralizó el trasporte ferroviario –de manera firme y exacta, por lo menos en cuatro ocasiones- en todo el país. En 1959, ante el miedo de que también otros sectores obreros se paralizaran, el gobierno encabezó al ejército desatando una masiva represión y encarcelamiento de más de 2000 obreros líderes en el país. La represión que después desató el gobierno contra campesinos, estudiantes de universidades, médicos, sectores populares, no tendrían el peso de lo que fue a represión a los obreros del ferrocarril. Más de mil obreros fueron encarcelados.

14. ¿Qué fue en el mundo la liberación juvenil de los años 60?

1- Los movimientos estudiantiles en 1968 en Alemania, Francia, EEUU, México, incluso Checoslovaquia, quizá fueron la culminación libertaria de toda la década de los sesenta. La invasión de EEUU a Vietnam, las luchas de los negros contra la discriminación, el debate chino-soviético, la revolución antimperialista y prosocialista en Cuba, la irrupción de la música rock y los Beatles, el hipismo mundial y la liberación femenina, la crítica a la coexistencia pacífica, la invasión a Cuba y los asesinatos a los Kennedy, la renuncia de Cassius Clay a su corona por negarse a ir a matar a Vietnam, la renuncia de Sartre al premio nobel de literatura; todo en los sesenta.

2- Fue sin duda una gran revolución en las relaciones en la familia, la escuela, la iglesia, dentro de los gobiernos, los partidos y los sindicatos. No hay duda que estos cambios en todos los niveles fue un poner en vivo las ideas anarquistas de libertad. ¿Qué fue el cambio en el vestir, en los cabellos y largas barbas, en el tipo de pintura, de música, en el consumo de enervantes, vivir en comunas, sino la búsqueda y la práctica de la libertad? 

15. La década obrera en México y la Reforma política

1- Si los años sesenta fue la década de la libertad, los años setenta en México fue la década de la movilización obrera. La realidad es que el discurso del presidente Echeverría Álvarez creó muchas expectativas en sus dos primeros años. Ya cuando candidato se había pronunciado contra la represión estudiantil e incluso se publicó que el presidente Díaz Ordaz quiso quitarle la candidatura. Fue muy demagogo y se habló de un “nuevo Cárdenas”, del “nacionalismo revolucionario” y que estaba dispuesto de deshacerse de Fidel Velázquez para colocar a otro como Rafael Galván quien había iniciado un pleito por el contrato colectivo de trabajo del Sindicato de electricistas (STERM) contra Pérez Ríos.

2- Las batallas de Galván se extendieron en toda la República y ello desató un movimiento obrero en cientos de fábricas del país en la primera mitad de los setenta. Hubo cientos de huelgas que sentían cierto respaldo del régimen. Sin embargo a partir de 1974 las cosas se le descompusieron al gobierno, sobre todo entre la burguesía de Monterrey y los medios de información, que estuvieron en desacuerdo con el presidente. También se registró la represión de estudiantes de 1971 y todo el periodo conocido como “la guerra sucia”. Por ello ese periodo requiere de una investigación. De allí surgió la devaluación de 1976, primera desde 1954. 

16. El nacionalismo revolucionario de 1970-82

1- Cuando comenzó a imponerse en 1982 el llamado Neoliberalismo privatizador se desarrolló de parte del PRI, PAN, empresarios y sectores derechistas, una gran y enorme campaña contra el “nacionalismo revolucionario” de los presidentes Echeverría y López Portillo; los empresarios bautizaron este periodo como la “docena trágica” porque habían devaluado la moneda, habían apoyado a argentinos, chilenos, nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos como refugiados y como revolucionarios. El discurso del “nacionalismo” venía de Lázaro Cárdenas quien expropió el petróleo y apoyó a los refugiados españoles.

2- El presidente López Portillo (1976-82), a pesar de aprovechar (o despilfarrar con cinismo) una enorme riqueza petrolera en sus primeros años de gobierno, en 1980 se desplomó el precio mundial del petróleo y todo se vino abajo. Gritó que los millonarios habían saqueado el país, nacionalizó la banca, provocó el levantamiento de los empresarios, entró el FMI para salvarlo y se introdujo el neoliberalismo privatizador. JLP cayó en el estercolero de la corrupción y los empresarios aprovecharon el momento para ascender directamente al gobierno de la mano de los presidentes De la Madrid y Salinas. El neoliberalismo cayó en el desprestigio. 

17. El Neoliberalismo en 1982 de Thatcher, Reagan y el Papa

1- Muchos investigadores han concluido que el neoliberalismo se inició con el derrocamiento de Allende en Chile en 1973. Se Habla del Nobel en economía Friedman, de Hayek como los ideólogos que derrotaron al viejo Keynes que en los treinta aconsejó la intervención del estado en la economía, tal como el “Nuevo Trato” de Roosevelt y el mismo Cárdenas. Luego ese mismo proyecto neoliberal creó las condiciones para acabar con la URSS y los países del Éste que se autoproclamaban “socialistas”. Sin embargo en México se sitúa a partir de la firma de la “Carta de Intención” en 1982 por De la Madrid y el FMI, imponiendo sus políticas.

2- Fue brutal el año de 1982 porque la economía mexicana se desplomó por la tremenda caída de los precios del petróleo, porque el FMI le impuso una serie de medidas draconianas a México para vender toda la propiedad pública al sector privado, para entregar la economía social al sector privado y por obligarlo a cavar con el gasto social del gobierno (salud, educación, asistencia social, precios subsidiados) y ajustarlo a las determinaciones de la empresa. La Conasupo, que fue una empresa comercial estatal fuerte, fue combatida durante muchos años por el sector privado porque presionaba a la baja los precios, fue clausurada. 

18. El gobierno salinista, la privatización y su herencia

1 -Carlos Salinas gobernó de 1988 a 1994 y puede demostrarse, en parte, que fue el poder tras el gobierno de De la Madrid (1982-88). Pretendió hacer lo mismo tras Colosio y tras Zedillo (sus sucesores), pero ya era insoportable y Zedillo lo obligó a exiliarse por dos o tres años. Acumuló tanto poder y riquezas que hay datos que prueban que estuvo tras los panistas Fox y Calderón y tras el presidente actual Peña Nieto. El tipo es muy hábil, cínico y sagaz y está metido o penetra en todo. Los principales personajes de la lista de Forbes consolidaron su capital en el sexenio salinista: Slim, Azcárraga, Salinas Pliego, etcétera.

2- Con Salinas se reestablecieron relaciones con el Vaticano; se terminaron de recuperar para capitales extranjeros los bancos; se vendieron las paraestatales de las 1,500, que quedaban; se vendió teléfonos, TV Azteca, los ferrocarriles, las tierras ejidales y mil cosas más. Si bien los siguientes gobiernos de Zedillo, Fox, Calderón y Peña han continuado por el mismo neoliberalismo, debe reconocerse que Salinas fue el padre de ese engendro. El mismo PAN –que desde su nacimiento fue un partido subsidiado por el gobierno y algunos empresarios sin poder obtener presencia- fue impulsado por Salinas a cambio de reconocerlo como presidente. 

19. El TLC, el levantamiento zapatista y el panismo

1- En los últimos meses de 1993 el gobierno de Salinas firmó con EEUU y Canadá el Tratado de Libre Comercio (TLC) y en ese mismo periodo impuso en la candidatura presidencial a Luis Donaldo Colosio. Los luchadores sociales de izquierda nos sentíamos helados y totalmente derrotados por el gobierno que anunciaba cínicamente, con “bombo y platillos”, sus triunfos. Por lo menos durante un año tratamos de demostrar que el TLC llevaría a México a una mayor miseria y al desempleo. Salinas, los del PRI y del PAN se burlaron. El PAN desde 1988 había acordado privilegios para su partido; declaraba que Salinas estaba poniendo su viejo programa.

2 El 1 de enero de 1994 surgió el movimiento zapatista del EZLN tras la toma de San Cristóbal, Chiapas. La felicidad volvió en mí y al día siguiente me trasladé a San Cristóbal cubriéndome en mi trabajo periodístico. El gobierno de Salinas dio muestras de habilidad al frenar el movimiento en 12 días e iniciar acuerdos de pacificación. El EZLN pronto vio que aquella lucha no se extendería a otros estados y tomó el camino de los acuerdos y negociaciones. Ningún gobierno cumplió los acuerdos firmados y el EZLN tuvo que resistir pacíficamente creando e inventando salidas. Hoy el EZLN es más fuerte entre los indígenas, pero la lucha armada se hizo a un lado. 

20. La educación pública, privada, las inversiones y la CNTE

1- En la historia de México, por lo menos hasta 1921, predominó la educación privada al servicio de las familias que podían pagarla. En 1921 se funda la Secretaría de Educación que extiende la educación pública en todo el país. Fue hasta los años treinta cuando podría demostrarse que la escuela pública superaba a la privada y años después la educación privada sólo representaba el cinco por ciento de la pública. Vasconcelos en 1921, con la creación de la SEP; Bassols en 1934 con la escuela mixta y Torres Bodet en 1943 y 1960 con el Plan de once años y los libros de texto, fueron los personajes que más empuje le dieron a la educación.

2- A partir de 1982, con la imposición en México del neoliberalismo y la privatización, la inversión en educación, en servicios de salud, en asistencia social –sobre todo con la imposición del FMI de recortar la inversión social y vender empresas públicas al sector privado- se frenó y comenzó a desplomarse. La UNESCO desde 1948 ha recomendado que en educación se invierta el ocho por ciento del PIB y en México se ha invertido del 3.8 al 4.2 por ciento; en tanto en otros países se invierte el 12 por ciento. México nunca ha estado bien en educación, pero a partir de 1982, según la OCDE, ocupa los últimos lugares en casi todos los campos del avance educativo. 

21. La Salud, IMSS, ISSSTE, en proceso de privatización

1- Los servicios de salud en México son pésimos, por lo menos desde 1982. Alrededor de la mitad de la población cuenta con servicios del Seguro Social (IMSS) y del ISSSTE para empleados federales. Durante los gobiernos panistas (2000-2012) apuntalaron un proyecto (el seguro popular) para extender los servicios de salud a todos los habitantes mediante una pequeña cuota. Funcionó algunos años con deficiencias. ¿Por qué es pésimo el servicio? Porque no se contratan los médicos, las enfermeras, equipo técnico y de servicio necesarios; ello provoca de entrada que se limiten las consultas, se alarguen las citas, que el servicio de especialistas sea mínimo.

2-. ¿Por qué esas y muchas más deficiencias provocan el desprestigio y el desprecio a los servicios de salud que proporciona el Estado? Simple: se busca privatizar totalmente los servicios vendiéndoselo a empresas, pero no sin antes provocar que sus trabajadores y derechohabientes comiencen a abandonarlo. Todos los servicios “subrogados” a hospitales privados son prueba del futuro de las instituciones de salud. De que la privatización es un hecho es incuestionable; lo que no sabemos es con qué discurso se hará. En adelante hay que prepararse para enfrentar esas medidas que obviamente van contra los intereses de la población mayoritaria. 

22. Los partidos políticos y el pacto PRI, PAN, PRD y demás

1- En México los partidos políticos registrados, con excepción del PRI que ha gobernado desde 1929, son organismos de presión controlados con millonarios subsidios del presupuesto público mensuales y anuales. Desde que se impuso el neoliberalismo en 1982 y la reforma política de 1977, los partidos políticos han subido su presión con la condición de que nunca pongan en entredicho el sistema capitalista. Pueden criticar al gobierno, al presidente, entre partidos, hasta a los empresarios, pero nunca al sistema social de explotación y opresión que los cobija. Tienen el compromiso de combatir aquellas voces anticapitalistas que condenan al sistema global.

2- Los partidos saben muy bien, comprenden a cabalidad, el juego que juegan: son parte del Estado capitalista y su papel no es transformar el sistema sino reformarlo. Pocas inconformidades en los años veinte y treinta venían del Partido Comunista, en los 90 del PRD y hoy sólo Morena protesta, se abstiene o vota en contra de la imposición. El PRI y el PAN, los partidos derechistas que siempre andan y votan juntos porque representan a la misma clase opresora. 

23. ¿Por qué no se unifican Morena, EZLN, CNTE, SME y otros?

1- Morena es un partido electoral, pacífico, socialdemócrata que pretende presencia numérica en todo el país. El EZLN es una organización indígena anclada en Chiapas, con miles de militantes y simpatizantes; la CNTE es una organización magisterial que batalla desde hace 35 años contra la dirección sindical del SNTE, el SME es un organismo sindical de 15 mil obreros electricistas, de los 45 mil cesados hace siete años por el gobierno para desaparecer su sindicato (SME). Hay otros organismos que podrían unirse pensando en las posiciones ideológicas y políticas de la izquierda. Los telefonistas, los mineros, los Atencos, los padres de los 43 de Ayotzinapa.

2 ¿Por qué no se unen? Puede haber una visión muy inmediatista, celo personal de dirigencias, desconfianza no muy fundada, se cree en que se puede triunfar solo, o simplemente se carece de ideas profundas para hacer propuestas; todos poseen objetivos y programas al parecer buscando resultados inmediatos. Por el contrario los partidos registrados buscan y ruegan alianzas para seguir gozando de los subsidios gubernamentales; ello les proporciona fuerza porque el Estado los apoya política y financieramente. “La unidad de la izquierda” ha sido siempre un proceso difícil porque ha sido muy crítica, vigilante y desconfiada.



Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Izquierda México Retos para una nueva generación política


“Teníamos la clara conciencia de que entre aquellas discusiones inacabables junto a la taza de té y las verdaderas organizaciones revolucionarias mediaba un abismo. Sabíamos que para entrar en contacto con los obreros era necesario conspirar en gran escala. Esta palabra, "conspirar", la pronunciábamos con una gran seriedad y un gran respeto, con una unción casi mística. No dudábamos que llegaría un momento en que pasaríamos de la taza de té al trabajo de conspiración, pero nadie decía claramente cuándo ni cómo iba a ser eso. Para disculparnos de la demora nos estábamos diciendo constantemente: hay que prepararse. Y la cosa no estaba falta de razón.”

León Trotsky - Mi Vida  

En nuestro país, el sentido político de la palabra crisis tiende a extraviar su carácter excepcional, para convertirse en una condición de época o transición histórica. Durante los últimos años, la supuesta guerra contra el narco continuó -aunque ya no suelan llamarla así-,  el neoliberalismo se radicalizó mediante las reformas estructurales y conquistó posiciones constitucionales, se profundizaron la explotación y el despojo, mientras que la represión, la militarización y el autoritarismo crecieron de manera desmedida. Sin duda, nos encontramos frente a un momento cumbre de una crisis histórica de magnitudes incalculables para México. Un destino ligado directamente a los designios de las clases dominantes norteamericanas, responsables de sostener prolongados e intensos contextos de guerra y devastación en diferentes regiones a nivel internacional. En otras palabras, la excepcionalidad mexicana es la expresión del funcionamiento estructural del sistema capitalista en la actualidad, en donde el sentido y materialidad de la vida y de la sociedad se devalúan, a toda costa, en favor de la tiranía de las ganancias.   

Durante las últimas décadas, los jóvenes hemos sido expuestos a un panorama determinado por la migración, la ilegalidad, la criminalización, la precarización y la exclusión social, laboral y educativa.  Nuestro país es otro al de nuestros padres y abuelos.  La mayoría de las veces, estas condiciones difundieron e impusieron una sensación de malestar, pero también de resignación. Infelizmente, se trata de las condiciones que enfrentaron millones de jóvenes a nivel internacional. El neoliberalismo se fascinó en encontrar en la juventud uno de sus blancos preferidos, cuestión que nos orilla a pensar el papel estructural de la juventud en esta fase del capitalismo y, desde luego, su relación con la división internacional del trabajo. Por ejemplo, no deberíamos perder de vista que grandes emporios capitalistas (Mc Donalds, Wallmart) mantienen como fuente primordial de trabajo a jóvenes precarizados.

A pesar del repliegue político, y de la ofensiva económica y social, hacia la década de los ochenta, la juventud puso en pie diferentes estrategias de resistencia social y cultural (reggae, punk, ska, grafiti). Durante los noventa, e inicios de la década pasada, la juventud se vio implicada en procesos de resistencia al neoliberalismo en todo el mundo, pasando por el levantamiento zapatista (1994), las huelgas invernales en Francia (1996), las protestas en Seattle (1999) y la lucha contra la guerra (2001). Desde 2006 y 2007, años en que se generaron potentes protestas juveniles y estudiantiles en Francia( disturbios en las periferias de París), Grecia (paros de más de 300 centros de estudio contra la privatización de la educación) y Chile (la Revolución Pingüina), se registró una ascenso en la movilización que definitivamente vivió una ruptura tras la crisis económica de 2008 y el ambiente internacional generado por las revoluciones árabes, el 15-M en el Estado español y Ocuppy en Estados Unidos. Una estela de luchas en donde se inscribió precisamente la emergencia del #yosoy132 en 2012. Una nueva generación política ha logrado tomar la palabra, ello implica, en cierta medida, la apertura de una o varias preguntas que cuestionan el rumbo de nuestras sociedades y el futuro de esta nueva generación.  

En ese contexto, resultan sorprendentes los procesos de movilización estudiantil y juvenil de los últimos tres años en nuestro país que, aunque concentrados primordialmente en la Ciudad de México y el centro del país, no dejan de sorprender por su irradiación hacia regiones del norte sumamente reaccionarias. Movimientos en donde decenas de miles de jóvenes y estudiantes participamos, y protagonizamos, potentes movilizaciones y procesos organizativos. A lo lejos, y desde una visión superficial y derrotista, estos movimientos no lograron nada, y no pudieron construir absolutamente nada. En todo caso, fueron simpáticos y atinados en sus intenciones. Sin embargo, esta visión resulta completamente reduccionista. Desgraciadamente, tras años de movilización juvenil,  priva un balance parcial y desfavorable a potenciar la acción y organización política de la juventud entre una parte significativa de los jóvenes participantes de dichas experiencias.

El primer cuestionamiento a este balance proviene de una consideración histórica: movimientos con esas magnitudes no emiten sus resultados inmediatamente. También el 2 de octubre de 1968 fue una derrota inmediata, el Estado mexicano frenó abruptamente, y mediante la fuerza y el autoritarismo, al movimiento estudiantil. Pero su irradiación social e histórica no pudo ser frenada, y  constituyó un fermento elemental de la movilización y la organización popular en el campo, las fábricas y los barrios, sin dejar de tomar en cuenta la influencia de esta generación política en la construcción de organizaciones estudiantiles. Es cierto, no transformaron radicalmente a México, pero dejaron para nosotros experiencias y condiciones sumamente valiosas que fueron la antesala de nuestros movimientos. En otras palabras, nuestra generación es hija de fuertes agravios por parte de las clases dominantes, pero también de la fuerza de aquellos que lucharon por nosotros. De la misma forma, el legado histórico de las movilizaciones juveniles y estudiantiles de los últimos años constituye un campo de disputa abierto, y no cerrado.

Vivimos un ambiente defensivo: un tablero amañado bajo las reglas de un contrincante dispuesto a todo, de un Estado dispuesto a continuar la masacre. Pero también vivimos un ambiente de fuertes escepticismos y dudas sobre las instituciones, en donde es importante detectar la existencia de diversos de procesos de resistencia. Desde luego, desarticulados e insuficientes, pero con una potencialidad significativa ante un ambiente político sumamente explosivo. Desde 2011, y hasta 2015, es posible destacar una coyuntura anual de movilización popular significativa, que indica la existencia de un ciclo de movilización popular. En 2011 nos sorprendió el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, un proceso en donde miles de jóvenes y ciudadanos nos movilizamos contra la violencia de Estado. Al mismo tiempo, una movilización de víctimas que muestra la profundidad de la crisis social que vive el país a causa de la guerra impuesta desde el gobierno de Calderón, pero también la tendencia de radicalización hacia la izquierda que las movilizaciones de víctimas experimentaron, y no hacia la derecha, como lo esperaron e impulsaron los sectores reaccionarios del país, anhelando emular la experiencia colombiana.

Los poderosos del país desearon llevar adelante una campaña electoral limpia en 2012, sin incidentes. Es decir, sin que sus intereses fueran expuestos abiertamente. Pero ello no fue posible, y una vez más, como en 1988 o 2006, el régimen experimentó una crisis de representación, en donde la movilización popular fue uno de los detonadores principales. En ésa ocasión, fueron los estudiantes quienes colocamos parte esencial del elemento dinámico y antagónico en el marco de las elecciones presidenciales. Por supuesto, gran parte de la fuerza del movimiento provenía de la simpatía generada en la sociedad, y en menor medida del impulso que los medios otorgaron al creer que se encontraban frente a un movimiento desarmado de críticas radicales. No se puede negar la disposición de decenas de miles de jóvenes que lucharon contra la imposición de Peña Nieto y en contra del control mediático de los grandes medios de comunicación. Los errores fueron muchos, pero en su amplitud, el fenómeno no puede reducirse a una cuestión simplemente programática u organizativa.

En 2013, en pleno ascenso del autoritarismo y profundización del neoliberalismo, el movimiento estudiantil, principalmente en el centro del país, salió a las calles en defensa del magisterio democrático que fue desalojado del Zócalo de manera violenta por el gobierno de Mancera.  En ese panorama, decenas de planteles escolares fueron tomados y decenas de miles de jóvenes marcharon el 15 de septiembre -codo a codo- con la CNTE y el magisterio democrático. En 2014, el país experimentó la movilización estudiantil más radical y masiva en la historia de las últimas décadas. La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa fue el detonador. En ese contexto, fueron impulsadas jornadas de lucha en donde el movimiento alcanzó la capacidad de tomar más de 120 planteles. Al mismo tiempo, es necesario reconocer la radicalidad que los estudiantes demostramos mediante la consigna fue el Estado, empuñada por la Asamblea Interuniversitaria, órgano que logró reunir e representantes de más de 70 planteles. Sin olvidar que ese mismo contexto fue el escenario de la heroica huelga estudiantil en el POLI, la cual logró arrebatar una victoria al gobierno. Desde las entrañas del movimiento, fue evidente que las movilizaciones por Ayotzinapa hubieran sido imposibles sin la experiencia, las redes de comunicación (no sólo redes sociales) y la experiencia de movilización en las calles que dejó el 132.   

Las coyunturas de los últimos cuatro años muestran una capacidad de movilización enorme, inspirada por motivos democráticos y éticos, en donde el hilo de la indignación muestra un núcleo ético muy profundo. Pero al mismo tiempo, exhiben un panorama en donde la mayor parte de éste descontento juvenil y popular no está organizado en torno a espacios de participación política permanentes. En ese caso, debemos analizar en qué hemos fallado, y por qué no hemos logrado consolidar organizaciones amplias, juveniles y estudiantiles, capaces de sobrepasar las coyunturas. La juventud que se ha movilizado en los últimos años es expresión no sólo de la crisis de representación política del gobierno y el Estado, sino también de la crisis de los referentes políticos de la izquierda. El descontento mostrado tanto en 2012 como en 2014 no es articulado, ni por un proyecto político propio, juvenil o estudiantil, ni por los referentes políticos existentes en el campo de la izquierda. En ese panorama, una de las tareas centrales de nuestra generación política es tratar de construir lecciones colectivas de las luchas de las generaciones pasadas y, al mismo tiempo, de nuestras propias experiencias. No para juzgar fatalmente o unívocamente, sino para comprender y hacer frente a los dilemas del presente.

Es necesario preguntarnos qué sucedió con la generación gestada en torno al 68, y que más adelante impulsó la generación de sindicatos independientes (STUNAM, SITUAM etc.), organizaciones campesinas, movimientos urbanos y agrupaciones políticas de extrema izquierda de diverso tipo (PCM, OIR, PRT, Liga 23 de septiembre entre otras). Y también, cuestionar cuál es la experiencia y el balance de la generación gestada hacia finales de los ochenta que fortaleció tanto el proceso de construcción del PRD, como el proceso militante generado en torno al EZLN. Sin omitir que esta revisión, vertida desde un cierto enfoque generacional, no debe dudar en cuestionar simultáneamente las estrategias políticas implementadas durante las últimas décadas por la izquierda y desde el campo la movilización popular.  

La crisis histórica de nuestro país, así como nuestro propio surgimiento, nos coloca frente a la necesidad de construir una izquierda radical capaz de cuestionar las dinámicas estructurales del capitalismo y del Estado, capaz de esquivar el electoralismo oportunista, pero también el gremialismo y el localismo. Una izquierda que luche políticamente contra el Estado,  capaz de generar procesos de autogestión social del territorio y medidas que opongan a la descomposición social la reconstrucción del tejido social desde la solidaridad, y en autonomía política del Estado y el régimen político. No hay recetas, y en cierto sentido nos encontramos en un momento de crisis para las estrategias de la izquierda, pero también en medio de un ciclo de movilización significativo atravesado por la emergencia de una nueva generación política. Lo importantes es observar cómo el panorama actual, a pesar de sus complicaciones, indica un horizonte en donde no sólo existe movilización social, sino que la misma tiende a radicalizarse. Sin duda, la historia de nuestros pueblos, y de nuestras propias luchas, constituye un llamado a continuar el combate. Es urgente salir a las calles, potenciar el sindicalismo independiente y la organización de sectores de trabajadores no organizados, apoyar y militar en los movimientos contra el despojo y en defensa del territorio, propiciar luchas urbanas y luchas políticas contra la violencia de Estado y en favor de los derechos de las mujeres, sin olvidar nuestras propias luchas en el terreno educativo. Esas inquietudes atraviesan ya a nuestra generación. Para ello, debemos encargarnos de construir mediaciones e iniciativas políticas que, por un lado nos permitan agrupar y agregar el descontento juvenil, y por el otro, nos permitan dialogar e intervenir en ese amplio campo de luchas existentes y posibles, esta doble tarea se cuenta entre las necesidades esenciales de una política anticapitalista en nuestro país.

En cierto sentido, nos encontramos en un panorama que anuncia la imposibilidad de generar un cambio profundo desde la lógica de reformar gradualmente las instituciones, mediante conquistas electorales o ciudadanas, pero también un contexto que impide pensar en luchas únicamente locales, regionales o gremiales, y en donde la escala nacional y la disputa estatal aparecen como una necesidad de primer orden. Tanto el electoralismo oportunista de la izquierda partidaria, como el sectarismo de cierta izquierda antisistémica, son incapaces de dialogar con la diversidad de movimientos en la actualidad, así como con la juventud movilizada. Al mismo tiempo, la radicalización de la crisis mexicana tiende a elevar las tensiones entre el antineoliberalismo y el anticapitalismo. La cuestión es si es posible hacer retroceder al neoliberalismo sin luchar contra la lógica estructural del capitalismo, plasmada en la gran propiedad y en un régimen político completamente caduco. Los anhelos nacionalistas y populistas, encarnados actualmente en Morena, parecen anhelar volver al capitalismo nacionalista desarrollista de décadas atrás, sin comprender que el panorama internacional y nacional (Sin un balance crítico de los enormes fraudes electorales) cambió y ofrece un panorama de crisis en donde las respuestas tienden a polarizarse. 

La juventud no tiene la respuesta, ni puede generarla por sí misma, pero podría contribuir en su construcción. La cuestión es cómo agregar y organizar a una generación que muestra profundos rasgos políticos, sumados a un temperamento fuerte, cargado de espontaneidad a través de una actuación episódica. Es importante pensar en lógicas de construcción molecular en barrios, escuelas y entre diversos procesos de base. Pero debemos tomar en cuenta que el descontento y la disposición de lucha ya se encuentran instalados en decenas de miles de jóvenes. Esto constituye el espacio para pensar en iniciativas que coordinen a los núcleos organizados del movimiento y sumen a compañeros que no están integrados en un proceso formal. Desde luego, tenemos que ir a los barrios, construir una agenda estudiantil y apoyar a las luchas de los pueblos y sindicatos independientes del país. Y quizás una vía posible sería tratar de agrupar el descontento a través de mediaciones e iniciativas políticas, con el objetivo de plantearnos estas luchas en conjunto, y no por separado.

Nuestros movimientos no cambiaron al país, pero al menos nos demostraron, en contra de la ideología dominante,  e incluso de nuestras propias estigmatizaciones, que es posible tomar la palabra, alzar la voz, cuestionar el sentido de nuestras vidas y el rumbo de nuestra sociedad. Y que ello depende de la acción y la organización colectiva. No podemos olvidarlo, un movimiento social de masas libera una energía social que puede, aunque ello sea en potencia, penetrar en las estructuras más profundas de la conciencia y de la vida política de un país. Esto puede parecer simple, pero no lo es. Y en un país como el nuestro, constituye una pequeña -gran- victoria. El Estado no cambió, pero nosotros sí…  

Samuel González Contreras

Nota: Agradezco la lectura y observaciones de Guillermo Almeyra.

Reseña del Libro "Autonomía de los pueblos indios y zapatismo en México", de Gilberto López y Rivas, Ocean Sur, 2014


Este libro forma parte de una «trilogía» del autor de textos recientes conectados por las cuestiones referidas a las luchas étnico-nacionales y el papel de los científicos sociales, especialmente los antropólogos: Antropología, etnomarxismo y compromiso social de los antropólogos (hay una Reseña nuestra1), Estudiando la contrainsurgencia de Estados Unidos, manuales, mentalidades y uso de la antropología. Todos editados por Ocean Sur.
Así, el libro que nos ocupa es un libro construido desde la mirada y el conocimiento crítico del antropólogo militante estudioso de los fenómenos étnico-nacionales que con una perspectiva etnomarxista recorre la trayectoria de los recientes 30 años de la lucha por la autonomía de los pueblos indios en México. Lo peculiar del texto es que en dicho recorrido destaca el papel central de las iniciativas y experiencias autonómicas y políticas de los indígenas neozapatistas de Chiapas.

En la Introducción, que trata de los referentes teóricos, el autor aprehende conceptualmente el fenómeno de la autonomía étnica (recuperando la discusión latinoamericana) utilizando el método dialéctico de abordarlo incorporando todas las determinaciones que se han manifestado en la realidad socioeconómica y cultural. Así concibe la autonomía como: procesos de resistencia, procesos de negociación y arreglos político-legales, espacios de debate y diálogo; en los cuales se da la delegación/distribución de competencias mutuamente acordadas entre sujetos políticos, entre poderes constituidos y representaciones políticas de los pueblos en distintos niveles de organización del gobierno, ello con el fin de definir formas de participación y estrategias de articulación y transición democrática. Procesos que se construyen todos la días –nos dice el autor– y donde etnias, pueblos y/o naciones recuperan o fortalecen su identidad mediante la reivindicación de su cultura, el ejercicio de sus derechos colectivos y el establecimiento de estructuras jurídico-administrativas con ámbitos y competencias propios. Teniendo en cuenta la centralidad de la territorialidad como espacio que hace posible la reconstitución y desarrollo de sus identidades en aras de la construcción de un proyecto nacional popular.

Nos recuerda nuestra autor que la autonomía étnica en las realidades concretas se da en diferentes expresiones: inter regionales, regionales, municipales y comunales. Así como también se ubican dentro de varios esquemas: Regional pluriétnica, mono-étnica y personal-cultural.

En el Capítulo 1, de entrada llama la atención sobre la importancia del componente indígena en el peso demográfico del país y su reconocimiento: por ejemplo existen diferentes indicadores y criterios en la elaboración de censos, pero todos ellos con carga de discriminación y racismo. Gilberto llama a esto «etnocidio» estadístico, censal o demográfico. Y propone participación de la propia población en autocensos.

Posteriormente rastrea desde 1981 los orígenes –aunque en Bolivia desde 1952– de la reivindicación de un gobierno por y para los indígenas. Señala que el concepto contemporáneo de autonomía es producto del desarrollo de los propios movimientos autogestionarios (pues se ha planteado que fue invento de antropólogos e incluso se le vincula con un “nuevo indigenismo”). Así en los 80 la experiencia de régimen de Estatuto de autonomía regional en la costa atlántica-Caribe de Nicaragua del gobierno sandinista FSLN de 1984-1987 (promovido por dirigentes miskitos de Misurasata. En Ecuador, el Congreso de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas de Ecuador (CONAIE), en Perú, etc. Y luego a partir de 1994 con la insurrección zapatista y los Acuerdos de San Andrés de 1996 que a partir de allí las demandas de autonomía se convierten para los pueblos indios mexicanos en la principal reivindicación de sus movimientos. En los 90 se despliega el avance teórico y político del concepto a nivel continental. El caso Oaxaca es ejemplar pues se plasman en la constitución estatal los conceptos de pueblo, comunidad, territorio, libre determinación y autonomía; situación opuesta o antitética a los indigenismos.

En el caso de los pueblos indios a través del impacto chiapaneco se trata –nos dice el antropólogo– de hacer compatibles el derecho consuetudinario con el derecho liberal; la dificultad política de aceptar esto desde los poderes gubernamentales mexicanos se ve en la negociación para aprobar a nivel constitucional los Acuerdos de San Andrés, pues se crean contra reformas aprobadas en las cámaras legislativas en 2001. Así Gilberto enlista las siguientes:

Introduce nota precautoria que acota, limita y remite la aplicación plena de la leyes a otros artículos y leyes secundarias, concibe a los pueblos indígenas no como entidades de derecho público (y de asociación libre) sino de interés público (tutelados). Se sustituyen nociones de territorio y tierra (base material de reproducción) por lugares; se cambia el concepto de pueblo por el de comunidades; se limita la adquisición de sus propios medios de comunicación. Destaca la resistencia incluso legal de los pueblos indios mexicanos con 361 controversias constitucionales.

Esto hizo evidente la existencia de dos estrategias de negociación y dos culturas políticas irreconciliables. Por consiguiente se pasa a otra fase de la lucha a través de la «autonomía de hecho», lo que demuestra –según López y Rivas– la capacidad del EZLN de adaptación e innovación, desarrollando los Municipios autónomos, los caracoles, las Juntas de Buen Gobierno (JBG).

En el Capítulo 2, nuestro autor ilustra descripciones analíticas de luchas autonómicas paradigmáticas:

i) Las JBG y sus funciones: entre otras, contrarrestar desequilibrios, corregir errores, mediar conflictos, vigilar cumplimientos e incumplimientos, promover, cuidar, atender, establecer acuerdos. Crean cooperativas y consejos y activan el desarrollo sustentable. En suma, Impulsan iniciativas para construir una alternativa democrática con proyección nacional e internacional; en medio de acoso, hostigamiento y la guerra baja intensidad.

ii) En el estado de Oaxaca y su legislación indígena, específicamente la Ley de Derechos de los Pueblos Indios y Comunidades Indígenas, logran que se les reconozca como personas morales de derecho público, así como un reconocimiento de asentamientos previos a fronteras estatales, a asambleas de autoridades y órganos comunitarios, entre otros.

iii) En el estado de Guerrero con el Proyecto de Justicia y seguridad comunitaria basada en sus costumbres; ubicado específicamente en las regiones de la montaña y costa chica. Concebidas como resistencia y respuesta a inseguridad, delincuencia y la militarización de la región. La Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias CRAC, Policía Comunitaria (PC), se proponen desalentar, evitar y combatir las situaciones delincuenciales; el autor subraya el enorme potencial que tienen como sujetos autónomos.

iv) La Zona de la Sierra de la Zongolica Puebla-Veracruz, indígenas nahuas con la creación de un Consejo Regional.

v) Los 8 Pueblos de Tlalpan en el sur de la ciudad de México -donde el autor fue protagonista como delegado- que cuentan con formas tradicionales de usos y costumbres de la identidad colectiva, además de uso y explotación de tierra y recursos naturales, aunque con problemas de irregularidades de la tenencia y problemas de avecindados. Describe brevemente el proyecto de gobierno delegacional democrático y de izquierda de 2000-2003, destacando la transparencia del ejercicio público, la participación y la corresponsabilidad social, el presupuesto participativo, las brigadas de desarrollo social, los equipos de monitoreo ciudadano, y, en general, propuestas alternativas de desarrollo. Aunque nuestro autor reconoce problemas de ausencia de un sujeto colectivo consolidado.

El capítulo 3 se refiere a la cuestión del Estado Nacional en relación a las Autonomías étnicas y su incidencia. Pone el acento en las reacciones del poder ante el desarrollo de las autonomías; las respuestas violentas de caciquismos, las guardias blancas, los paramilitares, la imposición de megaproyectos como el Plan Puebla Panamá y los respaldos del imperialismo norteamericano para detener y suprimir procesos autonómicos y para imponer sus intereses. Las trasnacionales y bancos, los corredores biológicos para explotar la biodiversidad y los recursos estratégicos. Se ha impedido a los pueblos indios/campesinos en resistencia, de manera constante la decisión libre sobre proyectos en sus territorios tergiversando o ignorando el convenio 169 de la OIT. En suma las autonomías indias se han posicionado como obstáculos para proyectos hemisféricos de EUA. Igualmente el antropólogo López y Rivas explica el papel claramente obstaculizador y/o represor que han tenido los paramilitares, los asesinatos masivos y de” hormiga”, el rol de los partidos políticos oficiales, las ONG´S asistencialistas y no asistencialistas, el ejército mexicano con sus métodos de contrainsurgencia, infiltración y cooptación; incluso fenómenos graves como la prostitución, el narcotráfico, las irrupciones del paramilitarismo con sus campañas de temor y de provocación de disputas agrarias. Señala, igualmente, la ambigüedad de la Iglesia católica en los conflictos y disputas, pues observa que un sector ha sido partícipe de los procesos de construcción de sujetos autonómicos.

Por otro lado y de manera complementaria, la inserción despojadora que han tenido las compañías trasnacionales mineras en casi el 30% de territorio nacional con concesiones del 73% de empresas canadienses. Dichos emporios en los territorios rurales implementan estrategias de inserción, engaños y maniobras legaloides; en contubernio con organismos del gobierno como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) que contribuyen con simulaciones de compra, manipulaciones, división de comunidades, represiones, etc., teniendo como nefastas consecuencias: escasez de agua, contaminación, ganancias, turismo depredador.

El capítulo 4 problematiza la democracia como proyecto, proceso y método. Destacando la importancia de los derechos humanos, el pluralismo y la nueva cultura política. Todo ello en el sentido de forzar al Estado a abrir nuevos espacios, a generar nuevas reglas, a construir un nuevo ejercicio de poder, con diálogo participación y negociación social.

Todo ello –nos insiste el autor– en la perspectiva de forjar procesos y prácticas de autonomía incluyente, de derechos colectivos. Lo cual no tiene que llevar al segregacionismo, sino a la interlocución legítima. Así, para Gilberto López y Rivas en la construcción de autonomías hay que considerar la Importancia que tiene el tejido social en que se posan, por eso las dificultades y retos que se les presentan bajo las degradadas condiciones actuales en México.

Las conclusiones de este libro se presentan a manera de 20 Tesis sintéticas, entre otros aspectos se refieren a: el diálogo intercultural, la política de alianzas, el desarrollo desigual de autonomías, las redes multiétnicas (comunidades, pueblos y regiones) contra conflictos comunitarios internos y autarquías; las autonomías pluriétnicas y plurinacionales en el cambio de nación, a la resistencia transformadora y revolucionaria frente al imperialismo.

En síntesis para nuestro autor las autonomías indígenas (su concepción, su procesualidad, su praxis) no son fórmulas: se reconocen sus contradicciones y sus situaciones bajo ataque, sus relativos aislamientos, sus limitaciones y sus obstáculos (errores políticos y demás). Así plantea un balance más autocrítico y crítico; incluso entre los propios teóricos y la disputa teórica política entre autores, en la que existen visiones, perspectivas o concepciones polémicas de las autonomías. Sin embargo, y por ello mismo, para López y Rivas:

“Los principios igualitarios, participativos autogestionarios y colectivistas de las autonomías indígenas se transformaron [en estos 30 años recientes en México y también en América Latina india] en uno de los pocos planteamientos estratégicos para enfrentar con éxito el capitalismo”.

Finalmente y en ese mismo sentido, consideramos que se hace imprescindible en la crucial coyuntura actual de Iguala-Ayotzinapa, explorar y combinar social y teóricamente este proceso autonómico estratégico con otros; como observa el autor: los de los movimientos sociales amplios: urbanos, obreros, por la diversidad social (en los que las iniciativas del EZLN han estado presentes pero que han sido insuficientes ante la ofensiva del Estado necropolítico). Esto frente a la necesidad de la confluencia de todas las luchas para la transformación revolucionaria de la sociedad. Por y en ello se valora la importante contribución de este libro.

Nota:
1 Véase “Antropología, marxismo y compromiso social”

martes, 13 de octubre de 2015

Inflar al “Bronco”, estrategia de la inteligencia política oficial como fue el voto a las mujeres y jóvenes



1. La clase política mexicana no es tan imbécil como se cree. Sus representantes individualmente cometen muchas tonterías, pero cuando se reúnen con sus asesores suelen salir adelante. Cada determinado tiempo a los gobiernos se les aclara el cerebro y se dan cuenta que hay que hacer reformas políticas importantes para que la población siga votando. Por ello hoy han puesto de moda inflar las “candidaturas independientes” como en 1953 se impuso el voto de las mujeres, en 1964 los diputados de partido, en 1970 el voto desde los 18 años, en 1977 derechos a todos los partidos, en los ochenta reformas del IFE, etcétera, etcétera.

2. No sé cómo se le ilumina la mente a la clase política. Sólo recuerdo una frase que gritaba el presidente Echeverría Álvarez en 1972 en el momento en que el pueblo dejaba de votar: “vale más un voto en contra que una abstención”. Estaba tan desesperado que no le importaba que los electores voten contra el PRI o el gobierno, que lo importante era que voten, así se le dio derechos de voto a los jóvenes. ¿Puede olvidarse acaso que en 1976 el candidato José López Portillo no tuvo opositor concertado porque el PAN sufría problemas internos, la izquierda no creía en elecciones y de allí surgió la reforma electoral de JLP y Reyes Heroles de 1977?

3. Los presidentes de la República, así como cada partido y funcionario, cuentan con cientos o miles de asesores políticos que les escriben sus discursos, les comentan lo que dicen y publican los medios de información, así como están a mano en todo momento que los requiera su jefe. Por ese servicio de asesoría, por los estudios que poseen y consejos que dan, reciben salarios millonarios. De estos asesores y de priístas, panistas, perredistas, ha salido la idea de impulsar las “candidaturas independientes”, estatuirlas, darles todas las facilidades y ofrecerles medios económicos para que compitan de igual a igual. ¿No es acaso otra farsa del sistema?

4. Se otorgó el derecho al voto de la mujer, a los jóvenes de 18 años, derechos plenos a otros partidos y, ¿Qué paso en este país de más de 122 millones de habitantes con más de 100 millones de pobres, miserables, desempleados y cientos de miles de asesinados? Hoy 50 por ciento de mujeres parlamentarias, muchas gobernadoras, presidentes municipales y funcionarias, pero es exactamente lo mismo porque gobiernan, piensan y hablan igual que los hombres. ¿Y los jóvenes? Cada día sustituyen a sus padres en los gobiernos y el parlamento. Hace unos días publicó La Jornada los nombres de más de 50 junior que dominan en el Congreso y en sus coordinaciones. Más de lo mismo.

5. México cambia todos los días, pero si sigue como hasta hoy en política –por la vía electoral y parlamentaria-, sólo sufrirá cambios profundos en beneficio de la mayoría de la población entre 100 años (un siglo); obvio si antes no estalla una guerra mundial, si el mundo no se colapsa por contaminación o si el imperio de los EEUU no se desploma. México ha sido dominado por el sistema electoral y parlamentario por lo menos desde 1917, el año que la Constitución proclamó que todos los mexicanos éramos iguales y gozábamos de los mismos derechos. Desde los primeros días nos dimos cuenta que no era verdad tal declaración, pero apareció la ilusión y la esperanza.

6. Ilusionados y esperanzados hemos vivido desde entonces, pensando en que algún gobierno del PRI, del PAN, del PRD, cambie de raíz la situación del 90 por ciento de la población. Sabiéndolo la clase política, empresarial y del gobierno inventan giros renovadores para que sigamos esperando a un nuevo salvador de la vía electoral: antes fueron los partidos, las reformas, ahora de las “candidaturas independientes” se van a colgar los que ambicionan un pedazo de poder. Hasta los partidos políticos se han dado cuenta de que ello puede ayudar a salvar el proceso electoral del colapso. Se sienten ridículos que menos del 50 por ciento de los electores vote.

7. Desde siempre he pensado que la gente no debe votar sino que debe luchar por sus derechos: su trabajo, sus salarios, su hogar, sus hijos, su escuela, servicios de salud, su barrio o su colonia. ¿Por qué votar por partidos o políticos que no conoce y sólo aparecen en tiempos de elecciones? ¿Cuándo lo han acompañado en sus protestas por conseguir trabajo, por aumento salarial o por tener buena atención médica y escuelas? Esto de las “candidaturas independientes” se está creando para que pensemos que el voto vale y es libre. Nuestra única esperanza es luchar en las calles y plazas por los derechos que como trabajadores nos corresponde.



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Partidos e "independientes"



1. México es un país tan democrático que cualquiera puede ser presidente de la República: un evidente imbécil, un explotador, un ladrón, un entreguista, un traidor. Dado que el voto de los electores mexicanos ha sido siempre producto del engaño y la manipulación, de las promesas y la demagogia, así como de la venta y la compra de votantes, quien logra triunfar es quien consigue reunir los apoyos de la clase empresarial, de los EEUU, de los medios de información y eso que han llamado los “poderes fácticos”. Si se revisara uno por uno los gabinetes de gobierno se podría ver que los conocedores, los honestos o los trabajadores no llegan, nunca han gobernado. 
2. Durante mucho tiempo salieron de la secretaría de Gobernación los candidatos presidenciales preparados por el presidente en funciones. El presidente, más que consultar a sus tres o cuatro amigos más cercanos y al embajador yanqui, había sopesado al personaje. Hubo por ahí un secretario del Trabajo, otro de Hacienda y de Programación, pero el hilo se rompió cuando Zedillo apoyó al panista Fox. ¿Algún tonto u oportunista puede decir que los votantes son libres olvidando que hay toda una estructura política, económica, de propaganda, de los medios de información que lleva a los votantes a las urnas para sufragar automáticamente por quien le han dicho?

3. Los electores lo único que han hecho con sus votos es legitimar o legalizar lo que la clase en el poder ha preparado con sumo cuidado. ¿Saben cuántos miles de millones de pesos del presupuesto público dilapidan los partidos? En 2015 se repartieron: PRI: 1,376 millones; PAN: 1,158, PRD: 886, Verde: 444, y así hasta llegar a 10 partidos. Realmente un insulto, una mentada de madre a la población mayoritaria con un salario mínimo de 70 pesos diarios (cuatro dólares) por ocho horas de trabajo. Por ello en los mítines políticos –del partido que sea- acuden muchos para recibir un pequeño regalo, aunque fuera una limosna, para saciar su hambre.

4. El PRI impuso casi el 100 por ciento de sus políticas hasta mediados de los años 80, es decir, hasta que se introdujo con toda su fuerza el neoliberalismo privatizador. Si bien en los setenta, con los gobiernos Echeverría Álvarez y López Portillo, aún se hablaba del “nacionalismo revolucionario”, el gobierno conservaba 1,500 empresas “paraestatales” y se confrontaban algunas veces con los empresarios, a partir de los gobiernos de De la Madrid (1982-88) y Salinas (1988-94) el PRI se entregó totalmente a manos de los empresarios y el PAN vio su oportunidad privatizadora y comenzó a prepararse para gobernar de manera directa.

5. Hoy el desprestigio de todos los partidos políticos en enorme porque nada han hecho a favor de la población y por las fabulosas cantidades que dilapidan en provecho propio. Pero los empresarios –siempre muy ligados al imperio de los EEUU y opositares a sectores empresariales de otras regiones- han metido una cuña política con la idea de “los independientes sin partido”. Me recuerda el enfrentamiento de 1975-76 entre los empresarios Garza Sada de Monterrey y el presidente Echeverría Álvarez que provocó muchas broncas y la devaluación monetaria. ¿Puede olvidarse que también aquellos empresarios se oponían a la CTM y a Fidel Velázquez?

6. Ahora en Nuevo León hay un gobernador que pensé que le apodaban “bronco” porque estaba dispuesto a encabezar un revolución de trabajadores desde el Norte. Mi decepción fue cuando me enteré que era un dócil instrumento de los empresarios, muy parecido al expresidente Fox que declaró cínicamente que era un presidente “de los empresarios y para los empresarios”. Tengo la convicción que si los partidos políticos han llegado al máximo de la corrupción institucional, los llamados “independientes” no son más que políticos al servicio de los empresarios, de la derecha y del panismo. El pueblo no debería votar, pero lo va a hacer por quien le compre su voto.

7. Parece que López Obrador le ha entrado a una discusión que se antoja “chismes de mercado”. No debería aceptar porque por su trabajo político está a una altura de diez metros sobre los demás; sin embargo AMLO tiene la obligación de revisar las sanas críticas que ha recibido desde la izquierda. No se trata de mandar a todos al carajo, sino de ver –en la lucha de clases- de donde viene. Si AMLO no es capaz de acercarse con sinceridad a las luchas sociales de la CNTE, de los padres de Ayotzinapa, zapatistas, teólogos de la liberación, electricistas, mineros, telefonistas, atencos y más grupos de trabajadores que han planteado batallas, entonces que no se queje.



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jueves, 1 de octubre de 2015

AMLO y los yanquis



1. Dice López Obrador (AMLO) –el creador y máximo dirigente del partido Morena, refiriéndose a su candidatura presidencial, que “la tercera es la vencida” pensando en que en 2018 sí le dejarán “ganar” la Presidencia que le bloquearon en 2006 y 2012. Ahora sí han aparecido más de 10 precandidatos y entre los socialdemócratas hay por lo menos cuatro. Aunque nunca he votado ni pertenezco a partido alguno, mi obligación como activista y articulista, es analizar lo sucedido en los procesos electorales. Muchos tenemos la convicción de que por la vía electoral en México no se pueden lograr cambios importantes, pero sigue votando la mitad de los electores.

2. Después de 17 regímenes de gobierno constitucionales (15 del partido oficial y dos del PAN conservador) está “archi y requete” demostrado que la situación económica de miseria y hambre del 80 por ciento de la población no ha cambiado durante un siglo. No importa que se hayan construido gigantescos edificios, miles y miles de kilómetros de carreteras, expansivas ciudades, así como miles de hospitales y escuelas. Estamos dentro de la civilización capitalista mundial, pero la distribución de la riqueza y los privilegios en México son muy idénticos a los que se vivía a fines del Porfiriato en 1910, cuando estalló la revolución.

3. Por experiencias y lecturas en varias décadas puedo decir que aunque los trabajadores saltemos, brinquemos, nos movamos mucho, sin poder lograr una gigantesca unidad mundial contra el capitalismo, que permita “romper las rejas de nuestro encarcelamiento”, sólo seguiremos a la defensiva ganando una de cada cien batallas que perdemos. Desde 1959 he sido la experiencia cubana y desde 1999 la venezolana y ninguno de los modelos “hacia el socialismo” –absolutamente honestos y voluntariosos- pudieron con las poderosos fuerzas del imperialismo y la formidable estructura económica, política e ideológica del capitalismo.

4. Aunque Fidel y Raúl Castro en Cuba y Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela hayan cometido internamente errores burocráticos o de falta de radicalismo, la realidad es que son casi insignificantes porque los bloqueos de mercancías, financieros, comerciales, campañas de prensa e información y los apoyos a la derecha, han impedido cualquier reforma profunda o pasos hacia el socialismo y la igualdad. Y me parece que la política imperial asesina e intervencionista no ha sido por culpa de Reagan, Bush u Obama, sino de quienes dominan los bancos, el petróleo, las armas, las guerras en EEUU que son los que designan y dan órdenes al presidente.

5. Estuve en Cuba y en Venezuela con una mirada crítica de la situación que se vivía y observando o escuchando las opiniones de la gente; la realidad es que los cambios en ambos países eran distintos y mínimos. Si el imperio yanqui no existiese tampoco existirían multimillonarios imponiendo su voluntad o tejiendo redes para hacer caer al pueblo. Pero con el apoyo imperial a la derecha todos los gobernantes se ven obligados a seguir una línea para no tener dificultades. ¿Pueden imaginarse los mexicanos las gigantescas presiones para un gobierno progresista que quiera hacer reformas de fondo en beneficio de la población?

6. Por ello cuando pienso en López Obrador –el único político mexicano socialdemócrata, electoral, honesto y comprometido- aunque la burguesía mexicana y el imperio lo dejaran obtener la Presidencia, solo podrá gobernar cumpliendo compromisos con los más grandes multimillonarios mexicanos y con el imperio de EEUU. Podrá incluso hacer algunas reformas y tomar algunas medidas secundarias e intrascendentes, pero nunca tocar la estructura que determina la explotación capitalista. En caso de atreverse a cruzar los límites, vendrá cualquier acusación o el golpe de Estado. México es el segundo país más poderoso de Latinoamérica.

7. Después de ver que Rusia, China, los llamados países del Éste, Nicaragua y ahora Cuba –países producto de revoluciones armadas y de guerras- fueron obligados por el imperio de EEUU y aliados a retomar la vía abierta al capitalismo y, por otro lado a Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Uruguay, que adoptaron la vía electoral como Chile a principios de los setenta, viven “arrastrando mil dificultades” que les impone el mismo imperio, me es difícil, casi imposible, pensar que pudiera algún país liberarse mientras viva el imperialismo. Ante esta realidad evidente sólo tengo esperanzas en un choque mundial o en una rebelión interna en los EEUU. 

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Peña y el populismo


1. El presidente Peña Nieto –muy preocupado- dijo en la ONU que: ‘‘Con las crecientes desigualdades, con una crisis económica mundial que no cede y con la frustración social que esto provoca, el mundo de hoy está expuesto a la amenaza de los nuevos populismos (...) de izquierda y de derecha, pero todos riesgosos por igual’’. Pidió a las sociedades que estén alerta frente a quienes se aprovechan de sus miedos y criticó a aquellos que siembran odio, rencor y dividen a las poblaciones ‘‘con el único fin de cumplir agendas políticas y satisfacer ambiciones personales’’. Habló luego –repitiendo otros discursos- de la paz, los derechos humanos y la migración. No sé si por lo trivial, alguien lo escuchó o aplaudió.

2. Pero en la asamblea de la ONU –idéntico a las cámaras de diputados y senadores de México- nadie escucha o atiende a los oradores porque muchos platican, se pasan notas, duermen, caminan en los pasillos, van al restaurant a comer o tomar café, salen “un momentito” a hacer una diligencia o de plano están en sus oficinas de la cámara hasta que suena el timbre que avisa para ir a votar o porque los jefes de bancada van a hablar de los acuerdos. En la ONU sucede lo mismo entre los presidentes y embajadores de diferentes países que están en entrevistas, conversaciones, buscando compromisos y negociaciones. Luego las Asambleas resultan “fastidiosas”, “cansadas” y “repetitivas”.

3. ¿Por qué el populismo es odiado por los gobiernos, los empresarios, los medios de información y hasta por el imperio? Porque el tono del discurso y las políticas que aplica los hace en nombre de las masas, del pueblo. Muchas veces el populismo ha sido engañoso, pero en otras ocasiones es por la emoción, por voluntad, por ingenuidad. Engañan muchas veces por demagogia (el PRI ha sido especialista) prometiendo por el voto al pueblo lo que luego no le dan; o realizando políticas populares dándole al pueblo cosas con el fin de ganar su simpatía. La realidad es que el PRI ha sido el más grande partido populista en discurso y hechos. Prometer sin cumplir es un enorme engaño y populismo.

4. En México los gobiernos burgueses del PRI: Lázaro Cárdenas (1934-40), López Mateos (1958-64), Echeverría Álvarez (1970-76) y en parte López Portillo (1976-82), han sido acusados de populistas por sus discursos y algunas políticas: expropiación petrolera, nacionalización de ferrocarriles, expropiación de latifundios y creación de ejidos, creación Canasupo, nacionalización electricidad, inversiones en servicios de salud y educación, apoyo a exiliados y luchas a España, Nicaragua, El Salvador. Los gobiernos de Alemán (1946-52), Díaz Ordaz (1964-70), así como los recientes, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña nunca han sido acusados de populistas por ser lo contrario: neoliberales.

5. “Peñanietito” (que se ha hecho chiquito) está aterrorizado por la permanente lucha de los padres buscando la aparición de sus 43 hijos secuestrados “por el Estado”; pero más por los fuertes apoyos que han logrado concitar en sus grandes manifestaciones, como la del sábado 26 que reunió bajo persistente lluvia, a casi 100 mil asistentes en la ciudad de México, además de cientos de protestas en otros estados y el mundo. Pero Peña también piensa en López Obrador que, aunque ha aprovechado todos los resquicios de legalidad que el sistema ofrece, se niega a entrar en componendas firmando un “pacto” y parece dispuesto a mantenerse denunciando las fechorías del gobierno.

6. Cuando habla Peña Nieto contra el populismo de derecha y de izquierda, no sé si esté si esté hablando de los fascistas Hitler y Mussolini que realizaron grandes movimientos de masas en Alemania e Italia en los treinta para llevar engañados a sus pueblos a la guerra; o de las gigantescas concentraciones en Cuba, Venezuela, Bolivia en el siglo XXI, que se defienden del imperialismo y el saqueo de sus pueblos. Los populismos de derecha (como el PRI y el PAN) sólo han buscado consolidar el capitalismo explotador, la absoluta dominación burguesa en México y el mundo; por el contrario, en la izquierda, deben buscarse por principio, políticas populares en el sentido del pueblo.

7. Peña Nieto algunas veces no sabe lo que dice; no le estoy diciendo tonto o ignorante; pero le basta con leer el discurso que le escriben sin saber de las repercusiones. Si en México ha habido populismo son los gobiernos del PRI los creadores y los maestros. Si en el PAN ha habido populistas esos son Fox, Calderón y Fernández de Cevallos. Éste último, según escribe Hernández Navarro, “para no ser menos que su partido, en 1967, al salir Hugo Gutiérez Vega de una representación teatral en San Juan del Río, Querétaro, Diego Fernández de Cevallos y sus hermanos lo interceptaron y le apuntaron con una escopeta, mientras Fernández de Cevallos lo agarraba a latigazos. El abogado le dijo perro y comunista, y lo acusó de haberse burlado de su padre al llamarlo porfirista y reaccionario”.



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